Cinco personas (cuatro de ellas, desnudas) que fueron detenidas por secuestro en noviembre del año pasado en Edmonton, en la privincia canadiense de Alberta, eran testigos de Jehová que pensaban que había llegado el Armagedón.
Un documento judicial, obtenido por la CBC, revela que los hechos comenzaron varios días antes, cuando una mujer llevó a su dos hijas adolescentes a la casa de su sobrino de 27 años y de su esposa de 30, situada en la localidad de Leduc.
Según el texto, durante los siguientes tres días, los cinco no salieron de la vivienda y apenas comieron.
Los testigos de Jehová pensaban que había comenzado la Gran Tribulación, el período de sufrimiento que, según la Biblia, anuncia la segunda venida de Cristo.
"Creían estar en peligro, ya fuera por personas malas en la calle o por demonios" —dice el documento judicial—, y, en un momento determinado, se marcharon precipitadamente del lugar para buscar un sitio seguro. Tal era su prisa, que no alcanzaron a vestirse, excepto la madre de las adolescentes.
'Salvar' a los vecinos
Los cinco se subieron a una camioneta conducida por la madre, pero cuando salían del garaje decidieron 'rescatar' a los vecinos, un hombre, su hija y el hijo de esta, de seis semanas.
Estos fueron sacados a la fuerza de su casa y llevados sin zapatos hasta el vehículo a través de la nieve. El hombre fue puesto en el baúl y se le ordenó cantar "Jehová" diez veces. La madre condujo entonces el vehículo por la autopista a toda velocidad saltándose los semáforos en rojo mientras el resto cantaba "Jehová" una y otra vez.
Cuando redujo la velocidad, los secuestrados lograron escaparse en un descuido y se subieron a un camión que pasaba en ese momento. Tras esto, la mujer embistió al camión por detrás, pero solo consigu¡ó que su propia camioneta acabara en una zanja.
"Monstruos"
La Policía llegó a la escena del accidente y se encontró a los testigos de Jehová desnudos. El grupo "mostró una fuerza extrema" y se negaron a abandonar el vehículo. Una de las adolescentes pensaba que los oficiales eran "monstruos que los matarían", señala el informe.
Ante esa resistencia, los agentes utilizaron gas pimienta y armas de electrochoque y lograron finalmente someter a los sospechosos.
Los oficiales pensaron que las personas estaban bajo efectos de droga y alcohol. De hecho, el padre de las adolescentes, que no estuvo involucrado en el suceso, dijo que el grupo pudo haber tomado algún té alucinógeno, aunque el documento judicial no dice nada al respecto.
Por estos hechos, las dos mujeres adultas y el hombre se declararon culpables en la corte provincial de Leduc del cargo de confinamiento ilegal. La madre, además, admitió ser responsable de conducir de manera peligrosa. Las hijas adolescentes, por su parte, no fueron acusadas.