Un estudio de científicos de Alemania y Dinamarca publicado en la revista académica Psychological Review muestra que los lados oscuros de la personalidad humana —como la psicopatía, el sadismo, el egoísmo, el narcisismo o el rencor— comparten un núcleo común llamado 'factor oscuro de la personalidad', o 'factor D'.
Los investigadores definen este factor como la tendencia general a colocar los propios objetivos e intereses sobre los de los demás, incluso hasta el punto de disfrutar haciendo daño a otras personas. Todo esto acompañado por una serie de creencias que sirven para justificar tal comportamiento y evitar sentimientos como la culpa o la vergüenza.
Los científicos definieron nueve de los rasgos oscuros de personalidad más comúnmente estudiados:
- Egoísmo: es la preocupación excesiva por el beneficio propio a expensas de los demás y de la comunidad
- Maquiavelismo: es una actitud manipuladora e insensible y la convicción de que los fines justifican los medios
- Desconexión moral: es un estilo de procesamiento cognitivo que permite comportarse de manera no ética sin sentir angustia
- Narcisismo: es una autoabsorción excesiva, un sentimiento de superioridad y una necesidad extrema de tener la atención de los demás
- Derecho psicológico: es la creencia persistente de que uno es mejor que los demás y por lo tanto merece ser tratado mejor
- Psicopatía: es la falta de empatía y autocontrol, a lo que se le agrega un comportamiento impulsivo
- Sadismo: es el deseo de infligir daño mental o físico a otros por placer
- Interés propio: es el deseo de promover y destacar el propio estatus social y financiero
- Rencor: es destructividad más la disposición a causar daño a otros, incluso si uno corre riesgo de infligirse daño en el proceso.
La investigación —para la cual fueron encuestadas más de 2.500 personas— muestra que todos estos aspectos oscuros de la personalidad humana están estrechamente relacionados y se basan en el factor D. Esto implica que, si una persona exhibe uno de estos rasgos oscuros de personalidad, es probable que también sea proclive a tener uno o más de los ocho restantes.
El conocimiento sobre el factor D de una persona puede ser una herramienta útil para "evaluar la probabilidad de que esa persona vuelva a delinquir o participe en un comportamiento más dañino", ha afirmado Ingo Zettler, profesor de psicología en la Universidad de Copenhague (Dinamarca), citado por EurekAlert.