En la Edad de Bronce, hace unos 4.500 años, los pobladores varones de lo que hoy se conoce como España y Portugal habrían sido completamente aniquilados como consecuencia de una 'invasión' a Europa procedente del este. Así lo asegura un estudio presentado en el evento New Scientist Live, el pasado 22 de septiembre en Londres.
Un análisis genético a cargo de David Reich, de la Universidad de Harvard (EE.UU.), llegó a la conclusión de que la tribu del Cáucaso conocida como yamna (yamnaya), que se estableció en Europa hace aproximadamente 5.000 años, logró desplazar a las diferentes culturas que coexistían en el continente.
Reich explica que ese evento fue posible gracias a introducción de dos nuevas tecnologías muy significativas en Europa occidental: la domesticación de los caballos y la rueda. Así, esta nueva población, que vivía del pastoreo, logró expandirse por las estepas y desarrollar eficazmente su labor.
"Estas personas se extienden por un vasto territorio desde Mongolia a Hungría y Europa, y son los principales contribuyentes primarios más importantes a los europeos de hoy", afirmó el experto, citado por New Scientist.
"Una conquista violenta"
Como era de esperarse, el asentamiento trajo consigo una mezcla genética progresiva. No obstante, los científicos descubrieron en la península Ibérica un "reemplazo completo del cromosoma [masculino] Y", que tuvo como consecuencia la desaparición completa del conjunto de genes de los varones que originalmente vivían en esa zona.
Al parecer esto fue producto de algún tipo de "conquista violenta", donde los varones locales fueron asesinados o esclavizados y las mujeres reclamadas por los yamna. "La colisión de estas dos poblaciones no fue amistosa, ni siquiera igual, sino que los varones de fuera desplazaron a los locales y lo hicieron casi por completo", explica Reich.
Investigaciones anteriores aseguran que los yamna fueron además probablemente responsables de la difusión de las lenguas indoeuropeas en Europa occidental, lo que explica por qué se hablan tan lejos de Asia. Se cree que muchas de sus prácticas también arraigaron en la cultura europea.
Si bien el impacto de esta cultura en Europa ya ha sido demostrado por los genetistas, esta última investigación de Reich y sus colegas destaca cuán grande fue ese cambio, que para la antigua población masculina de lo que hoy es España y Portugal significó desaparecer por completo del mapa.