Qué cambia con el nuevo acuerdo comercial entre México, EE.UU, y Canadá
Tras casi 25 años, México, Estados Unidos y Canadá han ratificado el pacto comercial USMCA (por sus siglas en inglés) que remplaza al Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994 "con un estándar del siglo XXI" para apoyar un comercio que "beneficie a los tres países con mercados más libres y justos que robustecen el crecimiento económico en la región", como se lee en el preámbulo dado a conocer este 1 de octubre.
Los congresos de los tres países aún deben aprobar la firma de ese Acuerdo entre EE.UU., México y Canadá, también denominado TLCAN 2.0. En el caso mexicano, está previsto que suceda a finales de noviembre, según ha manifestado su subsecretario de Comercio Exterior, Juan Carlos Baker. Bajo la óptica de los mandatarios Enrique Peña Nieto, de México; Donald Trump, de EE.UU.; y Justin Trudeau, de Canadá, se trata de una solución beneficiosa para todos.
En un momento en que Reino Unido analiza cómo serán sus relaciones comerciales cuando se lleve a cabo el 'Brexit' o EE.UU. y China, las dos primeras economías del mundo, libran una guerra comercial o Washington busca imponer aranceles al aluminio y el acero de Europa y Rusia, "es bueno tener" este TLCAN 2.0, considera Fernando González-Rojas, director de los programas de Derecho de la Escuela de Gobierno del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
El integrante de esa universidad privada mexicana también destaca las bondades de este entendimiento para México, después de que "EE.UU. abandonó el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP)". Por su parte, el presidente de la Cámara de Comercio del Canadá en México, Armando Ortega, estima que este acuerdo trilateral "ha sido un largo ejercicio de contención de daños y de manejo de un riesgo permanente", tras 13 meses de negociaciones con constantes amenazas de Trump sobre la posibilidad de que concluyera.
Mientras que en opinión del profesor y analista político Ernesto Carmona, el TLCAN dejó de ser un tratado de libre comercio, porque EE.UU. impuso su agenda de 'América primero' con sus aranceles.
El USMCA "moderniza la relación en muchas disciplinas", pues cuando se firmó el TLCAN "ni siquiera había Internet", destacó Baker. En este sentido, se cambió la regla conocida como de los minimis, la cual permite que se hagan compras en línea de hasta 100 dólares sin que se tengan que pagar aranceles, explica González-Rojas.
También destaca que el documento busca apoyar "el crecimiento y desarrollo de las pequeñas y medianas empresas mediante la mejora de su capacidad para participar y beneficiarse de las oportunidades creadas por este Acuerdo, reconociendo sus contribuciones al crecimiento económico, el empleo, el desarrollo comunitario y la innovación".
A revisión cada seis años
El nuevo pacto plantea una revisión cada seis años y su terminación después de 16. "La versión anterior no tenía esta revisión, no había una sistematización de la actualización del tratado de libre comercio, es un cambio significativo. En teoría, después de los seis años se termina, a menos que en la revisión sexenal se prolongue su vida otros seis o más, incluso en una revisión se podría eliminar la terminación", explica el especialista.
Otro cambio son las reglas de origen en materia automotriz. Anteriormente el 62,5 % de los automóviles ligeros tenían que ser producidos en la región para beneficiarse del privilegio de no pagar aranceles para entrar o salir de estos tres países. Ahora, el 75 % de esos vehículos tiene que ser fabricado en la región para beneficiarse de esta tarifa cero.
Donald Trump había amenazado con pasar del TLCAN a un pacto bilateral con México e imponer impuestos a las exportaciones canadienses de vehículos a EE.UU. si Ottawa no firmaba antes de la medianoche del 30 de septiembre.
González-Rojas apunta que lo anterior va de la mano en materia laboral, pues el 40 % de esos automóviles tiene que ser fabricados en regiones donde el salario sea de entre 16 y 19 dólares la hora, y "para México es un cambio significativo porque, en promedio, el salario de un trabajador es de tres dólares por hora".
Más del 60 % de los automóviles que hoy entran a EE.UU. desde México cumplirían con las nuevas reglas de origen. "Quienes no las cumpla tienen tres opciones: no hacer absolutamente nada y pagar los aranceles, incrementar los salarios de sus trabajadores u obtener los componentes del automóvil en los países donde se cumplan los nuevos requisitos que impone el tratado", abunda el profesor.
El documento liberado este 1 de octubre señala que se busca "facilitar el comercio entre las partes mediante la promoción de aduanas eficientes y transparentes, procedimientos que reducen los costos y aseguran la previsibilidad para los importadores y exportadores, al alentar la expansión de la cooperación para facilitar el comercio y su aplicación".
En este sentido, explica González-Rojas, el nuevo tratado es conducente con el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio (AFC), firmado el año pasado por la Organización Mundial del Comercio.
"Ha habido un esfuerzo no solo de EE.UU., México o Canadá por mejorar los procedimientos aduanales, ha sido una tendencia global: hace poco más de un año se firmó un tratado de facilitación del comercio en la OMC que tiene que ver con facilitar el intercambio comercial más allá de reducir los aranceles o de eliminar obstáculos técnicos, para hacer más fácil las logísticas comerciales. El nuevo TLCAN sigue esa tendencia, se mejoran los proceso aduanales para facilitar el comercio", refiere.
No fortalece la región
Cuando, en 1991, se comenzó a coquetear con la idea de crear un frente comercial de América del Norte fue con la premisa de formar un bloque comercial que pudiera competir con otras regiones.
Gerardo Esquivel, propuesto para ocupar la subsecretaría de egresos de la Secretaría de Hacienda en el próximo Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, planteó el pasado agosto —cuando aún se discutía el futuro del TLCAN— que el tratado debería retomar esa misión primigenia para competir con otros bloques.
Sin embargo, para el especialista del ITESM, el USMCA no fortalece ni debilita la integración en la región. "De manera ideal, la región se hubiera podido integrar aún más, incluir temas como las cuestiones migratorias, por ejemplo; hubiera sido genial crear instituciones trinacionales más sólidas que pudieran participar en el diseño de políticas públicas o su implementación".
El nuevo acuerdo tampoco soluciona otros aspectos, pues México ha tratado de abrir el mercado azúcar refinadasin resultados positivos con la renovación o modificación de los Acuerdos de Suspensión, que entraron en vigor en diciembre de 2014 y solo le permiten enviar cierta cantidad.
Tampoco se dio solución a la cuestión del atún sobre el que México y EE.UU. litigan desde hace décadas con la idea de que la pesca mexicana incluya etiquetas que certifiquen que es "segura para los delfines", un desacuerdo que afecta a sus ventas en territorio estadounidense.
Pese a ello, Fernando González-Rojas no deja de destacar que, en épocas turbulentas como estas, que se haya actualizado el TLCAN y se reflejen tendencias como la facilitación del comercio es algo positivo: "Tal vez no fortalece de manera significativa las relaciones de los tres países en comparación a como eran antes de que entrara Donald Trump a la presidencia de EE.UU. pero, al menos, las mantiene estables".
Paola Morales