La primera misión de combate del cazabombardero estadounidense F-35B Lightning II en Afganistán la semana pasada fue un desperdicio de dinero de los contribuyentes, denuncia Paul Szoldra, exinfante de la Marina de EE.UU. y redactor jefe del portal Task & Purpose.
De entrada, el experto militar destaca que el debut en combate del F-35B, avión furtivo de 115 millones de dólares, fue usado para destruir un depósito estático de armamento enemigo. Según Grant Neeley, comandante de la Armada y portavoz de las Fuerzas de EE.UU., el objetivo era un alijo de armas minadas que las fuerzas terrestres no podían despejar.
"¿Por qué diablos es un súper costoso avión furtivo de quinta generación el que se utiliza para lanzar bombas presuntamente contra un puñado de AK-47 y lanzacohetes antitanques?", se pregunta al respecto Szoldra.
Bombas por más de 40.000 de dólares
El analista detalla que el cazabombardero en cuestión fue lanzado desde un buque en algún lugar del mar Arábigo y, tras realizar un vuelo de 1.000 millas (unos 1.609 kilómetros), lanzó contra el objetivo dos bombas: una GBU-12, con un costo de más de 19.000 dólares, y una GBU-32 JDAM, de 22.000 dólares.
"Usar el avión más caro del mundo para eliminar un puñado de armas en el suelo no parece ser el mejor uso del dinero de los contribuyentes", se lamenta el experto, quien añade que la aeronave, además, habría tenido que realizar reabastecimiento aéreo de combustible en el camino de ida y vuelta.
Mientras tanto, hay muchos aviones tripulados y no tripulados en Afganistán, y para "un objetivo tan insignificante como este" habría bastado con un avión no tripulado Predator, enfatiza Szoldra.
Por último, el analista recuerda que el mismo día en que se produjo el ataque, el subsecretario de Defensa de EE.UU., Patrick Shanahan, instó a su departamento a través de Twitter a "trabajar en todos los niveles para encontrar maneras de ahorrar tiempo [y dinero]". "Señor, creo que encontré una", concluye Szoldra.