El hombre más polémico en Brasil se llama Jair Bolsonaro. Este candidato de ultraderecha ha roto los esquemas de la política tradicional con un discurso conservador, una retórica incendiaria y un programa liberal con el que pretende rescatar a la economía del gigante latinoamericano.
A pesar de su alto índice de rechazo (45%), Bolsonaro, frecuentemente comparado con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tenido un avance imparable en los sondeos de la campaña presidencial.
Elecciones polarizadas
Unos celebran, otros tiemblan y los mercados aplauden. El domingo, 7 de octubre, 147,3 millones de brasileños están llamados a votar en unas elecciones históricas y las más polarizadas de las últimas décadas de Brasil.
Por el momento, la última encuesta, publicada el jueves por Datafolha, sitúa a Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), con un 35% de intención de voto, muy por encima del 22% de su principal adversario, el izquierdista Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT) y sustituto del expresidente Luiz Inácio Lula Da Silva, que cumple una condena de 12 años de cárcel por lavado de dinero y corrupción.
La gran incertidumbre de estos comicios se refleja en las opiniones de los analistas que han pasado de decir que Bolsonaro "no tiene ninguna posibilidad de ganar", a comentar que "llegará a segunda vuelta, pero lo tiene complicado", y ahora a barajar la posibilidad de que se alce como vencedor en el primer turno.
Bolsonaro tiene mucha responsabilidad en la radicalización del ambiente electoral. Dice sin tapujos lo que piensa y ni la puñalada que recibió el pasado 6 de septiembre, que lo mantuvo hasta hace pocos días en un hospital de Sao Paulo, ha sofocado sus ganas de provocar.
Este político, que reivindica la dictadura militar (1964-85), dijo a una diputada que no merecía ser violada porque era "demasiado fea"; consideró el nacimiento de su hija –tiene cuatro varones y una mujer– un "momento de debilidad"; de sus hijos comentó que nunca tendrían una novia negra porque "están muy bien educados" y que si fuesen homosexuales preferiría que muriesen en un accidente de coche.
Último debate
El jueves, por recomendación médica, no asistió al tradicional último debate presidencial, organizado por la cadena Globo, la principal del país. Bolsonaro ofreció una entrevista exclusiva en su casa en Río de Janeiro a una cadena rival, Record TV, que fue emitida a la misma hora del debate. Una estrategia que buscaba claramente robar el foco al resto de candidatos.
A pesar de la animadversión que provoca, Bolsonaro ha sabido subirse al barco en un momento de desasosiego entre los brasileños por años de crisis económica, de inseguridad, con un récord de 63.000 asesinatos anuales en 2017, y una abismal desconfianza en la clase política salpicada por escándalos de corrupción.
El más notorio, la llamada Operación Lava Jato, que destapó una enorme red de sobornos a cambio de contratos en la gigantesca petrolera estatal Petrobras, una de las mayores empresas de América Latina. También ha sabido pescar del caos institucional en Brasil, donde en 2016 la presidenta Dilma Rousseff, del PT, fue destituida por el Congreso en un proceso de 'impeachment'.
El entonces vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, centroderecha) asumió la Presidencia de forma interina.
Además, se ha ganado el favor de la creciente corriente evangélica, gracias en parte a su discurso antiaborto, y de la poderosa bancada ruralista en el Congreso.
¿Una nueva opción?
Son muchos los que buscan un cambio y Bolsonaro, de segundo nombre Messias y el candidato que más éxito tiene en las redes sociales, se presenta como esa nueva opción que necesitan los brasileños, a pesar de que tiene casi 30 años de carrera política como diputado a sus espaldas.
Defensor de dotar a los civiles de armas, defiende la mano dura ante la corrupción y la inseguridad. Y aunque ha declarado públicamente que no entiende de economía, Bolsonaro ha elegido a Paulo Guedes, de 69 años y considerado un gurú de la economía, como asesor económico. Entre las medidas de Guedes, con un doctorado en la Universidad de Chicago, destaca la privatización de algunas grandes empresas, la reducción del tamaño del estado y la reforma del sistema de pensiones, vitales según él para contener la enorme (y amenazante) deuda pública.
Esta semana, tras los resultados en las encuestas, los mercados se mostraban optimistas y reaccionaban con fuertes alzas, y el real, muy golpeado durante meses de incertidumbre por el destino de Lula, logró recuperar parte del terreno perdido. Este jueves el dólar se cotizaba a 3,9 reales, tras varios días encima del umbral de los 4.
El pasado sábado, día que le dieron el alta en el hospital, se celebraron manifestaciones masivas en su contra, lideradas por un movimiento de mujeres.
Al grito de 'EleNão (ÉlNo)' decenas de miles de personas salieron a las calles y alzaron sus voces, mientras él volvía a generar polémica al anunciar que no aceptaría una derrota en las urnas. Luego terminó retractándose.
Se esperaba que la unión de las mujeres, la fuerza más poderosa al representar la mayoría del electorado con un 52,3%, consiguiese frenar el ascenso del candidato ultraderechista. Pero las consecuencias de la manifestación no fueron las esperadas y Bolsonaro sigue ganando en los sondeos.