El sistema financiero global, que se hizo más dependiente aún de la moneda estadounidense desde la última crisis crediticia, se enfrenta a una gran prueba de estrés debido al creciente rendimiento de los bonos del Tesoro de EE.UU. y la apreciación del dólar.
"El crecimiento del dólar y del coste de los capitales es un cóctel perfecto, en nuestra opinión, para una crisis de liquidez", señalaron analistas del grupo sudafricano Nedbank citados por la agencia Bloomberg.
La peculiaridad clave de la crisis financiera global de hace una década fue la escasez crónica de dólares, algo que indujo a la Reserva Federal de EE.UU. a inyectar liquidez al sistema internacional mediante permutas financieras con decenas de bancos centrales.
Desde entonces, el volumen de los créditos en dólares a los prestatarios extranjeros, excluyendo a los bancos, aumentó desde el 9,5 % del PIB global hasta el 14 %.
Mientras tanto, el rendimiento del bono del Tesoro estadounidense a 10 años ha llegado a su máximo desde 2011, el 3,23 %.
El medio explica que los inversores internacionales tienden a deshacerse de los activos denominados en otras monedas cuando crecen las tasas en EE.UU.