Las personas amables pueden correr un mayor riesgo de bancarrota y otras dificultades financieras en comparación con las que tienen un carácter desagradable. Y eso no se debe a que los simpáticos sean más cooperativos, sino a que no valoran tanto el dinero. Al menos es lo que sostienen dos expertos en economía conductual, que aseguran que su conclusión es fruto de un análisis científico.
"Estábamos interesados en entender si tener una personalidad agradable y cálida (...) estaba relacionado con unos resultados financieros negativos", recoge un comunicado de la Asociación Psicológica Estadounidense las palabras de la coautora de la investigación, Sandra Matz. "Investigaciones anteriores sugerían que ser agradable se asociaba con puntuaciones de crédito e ingresos más bajos. "Queríamos ver si esa relación era cierta para otros indicadores financieros y, de ser así, entender mejor por qué los buenos chicos terminan en último lugar".
Para poner su hipótesis a prueba la investigadora de Columbia Business School y su colega del Colegio Universitario de Londres, Joe Gladstone, acudieron a dos paneles de encuestados en línea, analizaron un censo nacional, datos de cuentas bancarias e información geográfica. En total procesaron datos de más de 3 millones de personas en el Reino Unido.
El estudio completo ha sido publicado este 11 de octubre en Journal of Personality and Social Psychology.
Los investigadores comprobaron numéricamente que la simpatía estaba asociada con algunos indicadores de dificultades financieras, como menores ahorros, mayor deuda y mayores tasas de insolvencia. Esta relación les hizo llegar a la conclusión de que las personas agradables corrían un mayor riesgo de mala administración financiera porque se preocupaban menos por el dinero.
La relación era especialmente notable en las personas de bajos ingresos, cuyos recursos financieros no alcanzan "para compensar el impacto perjudicial de su agradable personalidad", dijo Gladstone. Por eso los estudiosos deducen que "ser amable y confiado tiene costos financieros", especialmente en este grupo desprotegido.
A los investigadores les sorprendió descubrir que ya en la infancia se podía predecir cuáles serían las dificultades financieras que experimentaría una persona más adelante en la vida. La investigación incluyó datos de una encuesta de población que hizo seguimiento de varios individuos a lo largo de más de 25 años.
Para ilustrar aún más el vínculo, los investigadores compararon los datos disponibles de personalidad y finanzas de dos áreas del Reino Unido con niveles de ingreso per cápita equiparables. La localidad que obtuvo una puntuación significativamente más alta en la estimación de simpatía de sus habitantes mostró también un índice de bancarrota un 50% más alto.