El estudiante del cuarto año de una escuela técnica de Kerch (Crimea, Rusia) Vladislav Rolsliakov, de 18 años, considerado el principal sospechoso de perpetrar este miércoles una brutal masacre en el comedor del establecimiento educativo, se suicidó tras el ataque que, además de cobrarse la vida de 18 personas, dejó decenas de heridos, algunos de los cuales permanecen en estado grave.
La ministra de Salud de Rusia, Veronika Skvortsova, anunció ante los periodistas que 10 heridos están en cuidados intensivos. Cinco de ellos permanecen en coma y otros cinco en condición grave pero estable. Se planea trasladarlos a Moscú para una mejor asistencia médica. Además, en los hospitales se encuentran 12 personas con heridas de mediana gravedad.
Según Skvortsova, se trata de heridos por causa de la explosión. Durante el ataque, el agresor primero abrió fuego y después detonó un explosivo improvisado, repleto de metralla de metal. Un total de 49 personas resultaron heridas.
"Todos los músculos, todos los tejidos blandos [de los heridos] están llenos de pequeños fragmentos metálicos", comentó Skvortsova, agregando que los médicos han tenido que extraerlos también de hígados e intestinos.
Todos los pacientes en cuestión han sido operados en Kerch. Las intervenciones quirúrgicas variaron desde coser desgarramientos de vísceras y de intestinos hasta tratar complicadas fracturas, tanto abiertas como cerradas, y graves lesiones en las extremidades.