Esta semana se ha conocido la noticia de que cinco pacientes con VIH tienen ahora el virus indetectable en sangre y tejidos tras someterse a un trasplante de células madre. Incluso uno de ellos ya ni siquiera presenta los anticuerpos en su sangre. El doctor José Luis Díez, jefe del Servicio de Hematología del hospital universitario Gregorio Marañón de Madrid (España) y uno de los directores de la investigación, publicada en Annals of Internal Medicine, cuenta a RT el alcance de lo observado.
El estudio, liderado por científicos del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa de Barcelona y del hospital Gregorio Marañón, realiza un seguimiento a seis pacientes "en el contexto de un consorcio internacional" que agrupa a investigadores muy diversos, entre los que se encuentran médicos, hematólogos, infectólogos y biólogos.
El doctor Díez explica que desde hace veinte años han llevado a cabo un proyecto de trasplantes para tratar casos de cáncer. "Conseguíamos curar el cáncer, pero no el VIH", relata. Los trasplantes siempre eran alogénicos (de un donante distinto al receptor) y empezaron así a observar unos hallazgos iniciales que apuntaban a una reducción del virus,, por lo que se plantearon la manera de "revalidar esos hallazgos".
La mutación del 'paciente Berlín'
Díez comenta que a la hora de escoger a los pacientes participantes, todos debían cumplir una condición: que no tuvieran la mutación CCR5 Delta 32 (que proporciona cierta impermeabilidad a las células al virus del VIH) en sus células.
Esa mutación es la que tenía el llamado 'paciente Berlín', Timothy Brown, la única persona conocida hasta la fecha que logró superar el VIH tras someterse a un trasplante de células madre en 2008 para tratar la leucemia que sufría. Desde entonces, los investigadores analizan el papel de esas células en la curación de esta enfermedad.
Pero el equipo encabezado por Díez quería saber si los pacientes sin esa mutación también podían beneficiarse de los tratamientos de células madre, y en caso afirmativo, determinar cuáles eran los factores que influían.
Sangre nueva: desaparece el cáncer y disminuye el virus
A medida que pasaba el tiempo y se sustituía la sangre del paciente por la sangre sana, el cáncer desaparecía y, con él, también desaparecía el reservorio del virus "hasta ser indetectable por métodos finos", cuenta el doctor. "Se puede especular con que podríamos haber quitado el virus de en medio", afirma. Aunque lo cierto es que esto aún no se puede asegurar.
Para ello es necesario llevar a cabo un segundo estudio que consiste básicamente, según Díez, en la suspensión del tratamiento antirretroviral que todos los pacientes han mantenido hasta la fecha y, de esa manera, "comprobar si vuelve el virus o no".
Por lo tanto, la confirmación exigiría de un estudio clínico que siguiese todas las pautas, someterlo a las autoridades sanitarias y solo entonces iniciarlo. A partir de ahí habría que esperar al menos un año para tener la certeza de que se ha conseguido erradicar el virus.
Acabar con el VIH sin necesidad de trasplante
Si se confirma que esta técnica consigue erradicar el virus del organismo de los pacientes, estaríamos ante un avance médico de dimensiones colosales.
Para el doctor, esto supondría un gran argumento en favor del "uso de la inmunoterapia". Un futuro desarrollo de esta técnica que "apuntase directamente a los linfocitos" se podría usar con enfermos de VIH ya sin necesidad de someterles a un trasplante, "que conlleva unos riesgos", siempre y cuando no lo necesitaran para el tratamiento de un cáncer, como en el caso de los pacientes estudiados.
Algunas claves
Una de las claves que proporciona el hematólogo es la procedencia de las células madre. De los seis pacientes estudiados, solo cinco han llegado a tener el virus indetectable, aunque las tasas del sexto, que aún lo tiene presente, se han reducido considerablemente.
Según Díez, una posible explicación para esto es que este paciente fue el único del grupo que se sometió a un trasplante de células provenientes de cordón umbilical, y es posible que al ser estas unas células más inmaduras que no sustituyen a las sanas con la misma rapidez, no se consiguiese el mismo efecto que con el resto de enfermos.
Otro quid es la enfermedad de injerto contra receptor, es decir, la reacción del organismo del paciente contra las células del donante. Para el investigador, es importante comprobar que la "alorreactividad está funcionando", pues esa reacción es fundamental tanto para erradicar el tumor como el reservorio de virus.
Por el momento, aún es pronto para confirmar si estos cinco pacientes son los siguientes, tras Timothy Brown, en superar esta enfermedad, pero los primeros pasos conseguidos con este nuevo método son esperanzadores.
Nuria López