María Serrano, sargento de la Guardia Civil (cuerpo policial español militarizado), destinada en el SEPRONA (Servicio de Protección de la Naturaleza) y con 25 años de servicio, se encontró en el año 2013 ante la decisión que marcaría para siempre su vida: un cabo que trabajaba bajo sus órdenes cometía actos presuntamente ilícitos. María no dudó en informar de ello y cumplir con su deber de investigar y perseguir los actos delictivos, pero no midió bien las consecuencias de cumplir con su obligación ni tuvo en cuenta que, quizás, ese cabo solo era una pieza más de un entramado mucho mayor. La corrupción en España está tan extendida que denunciarla rara vez suele ser una decisión acertada y en este caso tampoco lo fue.
Consecuencia de su tenacidad, la sargento Serrano ha llegado a acumular hasta catorce causas judiciales abiertas, muchas de las cuales ahora mismo están pendientes de resoluciones en el Tribunal Supremo, en el Tribunal Constitucional y en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Recientemente, el pasado 17 de octubre, acudió a exponer su caso al Parlamento Europeo, junto a su abogado Fermín Vázquez, gracias a los eurodiputados Javier Couso (Izquierda Unida) y Jordi Solé (Esquerra Republicana de Catalunya).
— ¿Cómo descubres la corrupción?
—Todo comienza cuando recibo notas informativas externas [el equipo de investigación de la comandancia de la Guardia Civil en Málaga] sobre un cabo [empleo de la Guardia Civil] bajo mi mando del que se sospecha que pudiera estar cometiendo ilícitos penales como chivatazos a las empresas (lo que provocaba que muchas operaciones no terminaran bien), asesoramiento a empresas y personas que se dedicaban a la gestión de los residuos de aceites o denuncias, por ejemplo a Mercasevilla, en las que luego actuaba en calidad de testigo en procedimientos sancionadores de hasta 60.000 euros.
— ¿Hubo realmente voluntad de destapar este caso de corrupción o se intentó ocultar?
— Como al mando no le quedaba más remedio que investigar el asunto [al llegar notificado de otra comandancia, en este caso la de Málaga] en lugar de encargar el asunto a la policía judicial o a los asuntos internos me lo encargan a mí sin descargarme de trabajo. Lo investigaba casi en mis ratos libres. Cuando empiezo a descubrir la corrupción, el teniente empieza a decirme que dejase de sacar mierda del SEPRONA o que me dedicase a educar a la gente. No querían que trascendiera.
— ¿Por qué crees que no se quiso investigar?
— Me falta una pieza para comprender el desamparo que sufrí o por qué no se quiso investigar, pero supongo que al estar involucrada Mercasevilla hay políticos y personalidades de por medio.
— ¿Cuál fue la resolución judicial de tu informe?
— El caso fue sobreseído porque lo denunciado, incomprensiblemente, en lugar de ser considerado un delito continuado fue considerado como delitos inconexos, lo que hace que todos los casos queden prescritos salvo uno. Ese caso es cerrado porque el cabo alega que los escritos [a favor de la empresa denunciada] los hizo un letrado, pero los escritos estaban en el ordenador del cabo en la comandancia y las fotografías estaban supuestamente hechas con la cámara fotográfica de la unidad.
— ¿Cambió algo el sobreseimiento del caso?
— Con motivo de no cesar en el destino, la convivencia con el cabo se vuelve insoportable porque las faltas de respeto y subordinación comienzan a ser continuas. Me siento diariamente como una mierda. No me queda más remedio que elevar partes disciplinarios por la situación, porque nadie concibe lo que sucedía… ¿Estaban esperando que termináramos a tiros y saliéramos en el telediario?
— ¿Con ese expediente se reconduce la situación?
— Tras ese expediente se propone la pérdida de destino por una falta grave, pero meses después, la resolución del expediente es sin responsabilidad. Esa resolución es un varapalo para mí. Al día siguiente el coronel me cita a su despacho y me da la puntilla, el golpe de gracia. El coronel pierde la cabeza delante del mis otros dos mandos (teniente coronel y teniente), mientras yo estaba completamente desencajada y me dice que hasta aquí hemos llegado, que no encajo en la unidad, que hiciera las maletas, que me fuera y que la que no estaba haciendo las cosas bien era yo. Mientras tanto yo lo único que hacía era llorar durante los más de treinta minutos que duró la bronca y las voces. Ni siquiera me permitieron hablar durante aquella bronca.
— Por esa bronca denuncias al coronel jefe de la comandancia de Sevilla…
— He denunciado al coronel por múltiples delitos, aunque de ellos solo prosperó la prevaricación y dado que no está tipificado en el Código Penal Militar, salvo para jueces y fiscales militares, debe de ser la justicia ordinaria la que juzgue este caso. Sin embargo, la Audiencia Provincial de Sevilla alega que ellos no son competentes, por lo que hemos elevado una cuestión prejudicial para que Europa ponga orden en esta controversia [el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. TJUE].
— ¿Qué resolución tomó el juzgado militar con respecto a esta denuncia?
— Hubo tres testigos, a pesar de las represalias que podían sufrir, que manifestaron en sede judicial militar contra el coronel por la bronca que yo sufrí y las bestiales voces de aquel día. Y presenté la grabación de una cuarta compañera en la que se demuestra la bronca sufrida. El juez, también militar, del mismo empleo que coronel, alegó que no era relevante.
Además, el capitán psicólogo que me dio la baja médica ese mismo día declaró que sufría amnesia y que no recordaba lo que sucedió ese día. Pero yo grabé las dos citas posteriores que tuvimos y las entregué en el juzgado. El juez militar volvió a alegar que no era relevante, se niega a juzgar al comandante psicólogo por falsedad testifical y me abren un proceso de abuso de derecho en el que el juez me llama "caprichos". Es un peliculón.
— Después de denunciar al coronel…
— Sufro todo tipo de amenazas veladas y expedientes disciplinarios y administrativos, llego a acumular hasta catorce, pero han sido en total más expedientes. La semana pasada me desahuciaron de mi vivienda en un pabellón militar. Es una barbaridad y una persecución.
— Fuiste a exponer tu caso al Parlamento Europeo, ¿por qué?
— Por la indefensión que siento en España, tanto en la jurisdicción ordinaria como militar, por las anomalías, irregularidades o connivencias. No lo puedo demostrar, pero creo o siento que existe connivencia entre el juzgado y la comandancia por las prisas con las que se despacha mi desahucio o la denegación de la prórroga para continuar en mi vivienda.
Quiero resaltar que las denuncias en cuanto a medio ambiente pertenecen a la Junta de Andalucía y está subvencionado por la Unión Europea. Sin embargo, la Junta de Andalucía jamás se ha personado como perjudicada en el caso, cuando lo es, inicialmente porque no se le ha advertido de ello. Después, les traslado la situación en múltiples ocasiones, pero la Junta de la Andalucía, incluida la presidenta [por Susana Díaz], siguen sin personarse en la causa.
— ¿Has sufrido mucho todos estos años?
— Mi madre, la persona más importante de mi vida, es la que más está sufriendo esta persecución.
— ¿Has sentido algún cambio por el nuevo gobierno del partido socialista (PSOE) surgido en España el pasado mes de junio?
— Ninguno.
Luis Gonzalo Segura