Amal Hussain, una demacrada niña yemení de siete años, se convirtió esta última semana en símbolo de la tragedia humanitaria que vive ese país, devastado por la guerra y por ataques aéreos saudíes que han llevado a millones de personas al borde de la inanición.
La desgarradora imagen de Amal acompañó un reportaje de The New York Times titulado 'The Tragedy of Saudi Arabia’s War' (La tragedia de la guerra de Arabia Saudita). Según el medio, el retrato generó una apasionada respuesta de los lectores, que no sólo expresaron su angustia sino además ofrecieron dinero para la familia de la menor o escribieron para preguntar si estaba mejorando.
Pese a la atención mediática, este jueves la familia de Amal informó que la niña murió de desnutrición en un campamento de refugiados. "Mi corazón está roto", dijo su madre, Mariam Ali, quien lloró durante una entrevista telefónica. "Amal siempre estaba sonriendo. Ahora estoy preocupada por mis otros hijos", añadió.
"Sin carne. Sólo huesos"
Algunos periodistas conocieron a la pequeña Amal en un centro de salud en Aslam, a unos 150 kilómetros al noroeste de la capital yemení. Estaba siempre acostada, en una cama con su madre, y las enfermeras la alimentaban con leche cada dos horas, pero vomitaba regularmente y sufría diarrea.
En un determinado momento, Mekkia Mahdi, médico a cargo, se sentó junto a su cama, acarició su cabello y tiró de la flácida piel de los brazos de palo de Amal. "Mira. Sin carne. Sólo huesos", dijo.
Hace tres años, los ataques aéreos saudíes obligaron a la familia de Amal a huir de su hogar. Ahora la madre de Amal también está enferma, apenas recuperándose de un brote de dengue que habría contraído por culpa de mosquitos que se reproducen en el agua estancada de su campamento.
La semana pasada, Amal fue dada de alta del hospital. Todavía estaba mal, pero los médicos necesitaban espacio para nuevos pacientes, pues tenían "muchos más casos como ella", explicó Mahdi.
La doctora instó a la madre de Amal a llevar a la niña a un hospital de Médicos Sin Fronteras en Abs, a unos 24 kilómetros de su casa, pero la familia no tenía dinero para trasladarla, ya que por causa del aumento del precio de los combustibles -parte de un colapso económico más amplio-, incluso los viajes cortos están ahora fuera del alcance de muchas familias.
Entonces, la familia llevó a Amal a su casa, a una choza hecha de paja y láminas de plástico, en un campamento donde las agencias de socorro brindan ayuda, que usualmente consiste en azúcar y arroz. No fue suficiente para salvar la vida de la menor. Su estado se deterioró, con frecuentes ataques de vómitos y diarrea, y falleció el pasado 26 de octubre, tres días después de haber sido dada de alta del hospital.
La peor hambruna en cien años
La pequeña Amal fue solo una entre los 1,8 millones de niños gravemente desnutridos en Yemen, país que se enfrenta a la peor hambruna en el mundo en cien años.
La ONU estima que un total de 14 millones de personas (más de la mitad de la población yemení) están en "condiciones previas a la hambruna" y dependen de la ayuda alimentaria para sobrevivir.
Según la ONG británica Save the Children, casi dos tercios de los habitantes de Yemen no saben cuándo volverán a comer ni si volverán a hacerlo. Además, el país se encuentra en medio del mayor brote de cólera del mundo.
El conflicto en Yemen estalló en 2014 y enfrenta a los rebeldes armados hutíes con el Gobierno del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, apoyado por Arabia Saudita. Desde 2015, la población yemení vive bajo incesantes bombardeos de la coalición internacional encabezada por Riad contra los rebeldes. La participación de esa coalición en el conflicto yemení ha suscitado duras críticas por parte de la comunidad internacional.