Un grupo internacional de astrónomos ha divisado en una región distante de nuestra galaxia dos objetos que podrían ser planetas sueltos, que no tienen una estrella para orbitarla. Los científicos no saben exactamente a qué distancia del sistema solar se ubican, pero han podido estimar su posible tamaño.
Según detalla un artículo publicado a principios de este noviembre en el servidor de preimpresión (de la revista Astronomy & Astrophysics), el equipo calculó que al lado de esos cuerpos celestes no hay ningún "acompañante estelar" a distancias de al menos 6,0 unidades astronómicas de un supuesto planeta y 3,9 unidades del otro.
Lo más destacado en esta investigación es el método que permitió detectar ambos exoplanetas. Es que las teorías cosmológicas predicen la existencia de esta clase de planetas 'independientes', que habrían sido expulsados por sus sistemas paternos, pero nadie los ha visto. Emiten poca o ninguna luz, pero su presencia se divisa desde la Tierra solo por la distorsión, apenas visible, de la luz que llega de las galaxias distantes.
Los científicos describen el fenómeno en términos de los radios de Einstein y "eventos de microlentes gravitacionales". Se trata de los efectos relacionados con extensiones de tiempo muy cortas (que normalmente duran menos de dos días), cuando los rayos de luz doblan los objetos celestes por pequeños radios de Einstein angulares.
El menor de los objetos descubiertos por el equipo fue detectado debido a uno de los eventos más cortos descubiertos hasta ahora. Los científicos pudieron calcular que fue causado por un objeto con la misma masa de la Tierra pendiente en el disco galáctico o un planeta con masa similar a la de Neptuno, situado en el bulbo galáctico.
El otro es mucho más grande. Se estimó que la distorsión corresponde a un planeta con la masa de Júpiter situado en el disco galáctico o una enana marrón en el bulbo.
Aunque los astrónomos conocen pocos eventos de microlentes ultracortos, estiman que los planetas de baja masa con órbita ancha o no atados a ningún astro —precisamente aquellos que se asocian con detecciones como estas dos— son más comunes que las estrellas en la Vía Láctea.