El Tren Maya, la obra que marcará el inicio del próximo gobierno de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México, ha desatado la polémica en las últimas semanas. ¿Pero en qué consiste este proyecto?
Incentivar el desarrollo económico
La propuesta de López Obrador es construir un tren que conecte las principales ciudades, puertos, industrias y centros turísticos de la región sureste de México, con el objetivo de incentivar el desarrollo económico en la zona.
Para ello, se instalarán 1.500 kilómetros de vías a través de cinco estados: Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Tabasco y Chiapas. De este modo, buena parte del turismo internacional que entra a México por Cancún podrá internarse con mayor facilidad a otras regiones del sureste del país, lo que impactará positivamente en el desarrollo económico de ese área.
Además de transportar personas, el Tren Maya también sería utilizado para trasladar carga y aumentar la conectividad del sur mexicano, que históricamente ha sido una de las regiones más rezagadas del país en términos de proyectos de infraestructura.
En este sentido, Chiapas posee la mayor tasa de pobreza del país, con un 77,6%, según datos de 2016 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Asimismo, Tabasco y Campeche también se encuentran por debajo de la media nacional con tasas de pobreza de 50,9% y 43,8%, respectivamente.
De este modo, se prevé que el proyecto genere empleos y funcione como un detonante para la economía de la región. La inyección de recursos estará acompañada de planes sociales destinados a proporcionar mayor bienestar a las comunidades de la zona y su entorno, mediante la inversión en mejoras de los servicios de agua potable, conectividad a internet, ordenamiento urbano, corredores biológicos y programas de reforestación.
¿Sin impacto ecológico?
Según el plan presentado por el equipo de López Obrador, la construcción del Tren Maya no tendrá impactos ecológicos severos porque el 90% de la vía pasará por zonas donde ya existen viejas líneas férreas.
Se prevé que el proyecto tendrá un costo de 150.000 millones de pesos (7.300 millones de dólares) y quedará terminado en seis años. Las zonas de desarrollo serán parte de un esquema financiero denominado Fideicomiso de Infraestructura y Bienes Raíces (FIBRA), en el cual participarán inversionistas internacionales, ciudadanos, ejidatarios y gobierno.
De este modo, en lugar de desplazar a las comunidades indígenas, se pretende asociarlas al proyecto, según explicó en conferencia de prensa Rogelio Jiménez Pons, futuro director del Fondo Nacional de Fomento al Turismo en el próximo gobierno de López Obrador.
En la primera etapa del proyecto, se construirá el tramo que conectará el destino turístico de Cancún con la zona arqueológica de Palenque, una de las ciudades mayas más importantes del periodo clásico. Posteriormente, se unirá a la red ferroviaria de las ciudades de Campeche y Mérida, dos ciudades coloniales donde abundan las historias de piratas, cercanas a centros arqueológicos de gran importancia dentro de la cultura maya, tales como Chichen Itzá.
La polémica
Aunque López Obrador aseguró que el proyecto se pondrá a consulta para el 24 y 25 de noviembre, la construcción del Tren Maya ya tiene fecha de arranque.
El gobernador del estado de Yucatán, Mauricio Vila, anunció en conferencia de prensa que el 16 de diciembre se dará inicio a la construcción de la infraestructura: "Estamos muy contentos de estar participando en este proyecto que es trascendental", dijo el pasado lunes tras la reunión que sostuvo junto a otros mandatarios regionales del sureste de México con López Obrador.
Sin embargo, el proyecto también tiene sus detractores. La principal crítica esta semana ha sido el anuncio de la construcción de la obra antes de que existan estudios de impacto ambiental que permitan conocer las implicaciones ecológicas y sociales del proyecto, en vista de que atravesará una zona de abundante flora y fauna.
También se ha cuestionado el hecho de que se anunciara una consulta para decidir el Tren Maya, al mismo tiempo que ya tiene fecha para el inicio de la construcción.
Además, organizaciones como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional también se han pronunciado en contra del proyecto, al considerar que destruirá el territorio que habitan actualmente las comunidades indígenas.
Manuel Hernández Borbolla
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