Un año de la desaparición del submarino argentino ARA San Juan: ¿Qué se sabe hasta ahora?

Las claves para comprender el caso que conmueve a todo un país, donde todavía no aparecieron los 44 tripulantes que viajaban en la nave.

Este jueves se cumple el primer aniversario de la desaparición del submarino argentino ARA San Juan, con 44 tripulantes a bordo, y desde ese entonces, a pesar del esfuerzo puesto en las tareas de búsqueda, no se ha encontrado la nave ni tampoco a ninguno de los submarinistas. A continuación, los aspectos más importantes para entender la trama de un caso que llamó la atención de todo el mundo: ¿Qué se sabe hasta ahora?

La desaparición

La Armada argentina perdió contacto con el submarino a las 7:30 (hora local) del 15 de noviembre de 2017. Se cree que en ese momento la nave estaba dentro del mar argentino. Muchas hipótesis se difundieron en medios locales e internacionales sobre la suerte que corrieron los 44 argentinos a bordo, pero la teoría de la implosión es la que cobró más fuerza y por la que se inclinaron las autoridades locales.

La explicación fue planteada por la Marina de EE.UU., y luego ratificada por Rafael Grossi, embajador argentino en Austria y experto en energía atómica, quien respaldó la idea de la "anomalía hidroacústica". Así las cosas, una semana después de la desaparición del ARA San Juan, el entonces vocero de la Armada Argentina, Enrique Balbi, aseguraba"Hubo un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear, consistente con una explosión". La situación descrita se habría producido en el interior de la embarcación, según esta versión.

Otros especialistas, como el capitán retirado de navío Jorge Bergallo —padre de uno de los tripulantes desaparecidos—, defienden aquella explicación: "Nadie hizo una maniobra de emergencia, cuando todos estaban capacitados para hacerla, como disparar las balsas salvavidas", citó La Nación. De esta forma, se cree que ocurrió alguna eventualidad que dejó sin capacidad de reacción a los uniformados.

Asimismo, el 30 de noviembre de ese año el Gobierno argentino consideró que ya no había posibilidades de hallar con vida a sus compatriotas y decidió finalizar las tareas de rescate, determinación repudiada por los familiares, quienes están pendientes de la investigación y búsqueda del submarino, que aún no terminó. 

No obstante, más allá de versiones oficiales y las opiniones de expertos, lo cierto es que aún no se encontró al ARA San Juan ni tampoco a los 44 argentinos a bordo. Tampoco hay certezas sobre lo que ocurrió con el navío. 

Con el correr de las semanas, comenzó a circular la idea de que el submarino argentino pudo haber sufrido una ofensiva de Inglaterra, país que actualmente tiene la soberanía de las Islas Malvinas a pesar de su cercanía con la nación sudamericana. Según trascendió, existe un documento de la Armada que fue incorporado a la causa judicial en la cual se investigan los motivos de la desaparición, donde se expresa que el ARA San Juan tenía ordenado obtener información de varios buques que responden a las islas de dominio británico. 

En otras palabras, según el escrito fechado el 24 de octubre del 2017 —unos días antes de la desaparición—, la nave argentina debía realizar tareas de inteligencia, que tenían como presunto objetivo embarcaciones y aviones de guerra ingleses, así como barcos pesqueros de otros países que operaban en la zona. Por lo pronto, esta versión fue desmentida por el Gobierno de Mauricio Macri: "Es una fantasía", manifestó en su momento el ministro de Defensa, Oscar Aguad. 

Sin embargo, aquella teoría comenzó a tomarse en serio en diciembre del 2017, cuando la hermana de uno de los submarinistas desaparecidos, el suboficial segundo Roberto Daniel Medina, difundió mensajes de WhatsApp intercambiados con su familiar el 4 de noviembre, previo a la desaparición: "El lunes nos buscaba un helicóptero inglés y ayer los chilenos. Hay mucho movimiento allá", había escrito Medina. 

Sin embargo, desde la Armada Argentina le restaron importancia: "Es una zona de permanente operación de helicópteros chilenos. No sé hasta qué punto se podía decir si era inglés o no", comentó por esos días el vocero, Enrique Balbi. La zona en cuestión era el Canal de Beagle, al extremo sur, compartido por Argentina y Chile. A su vez, el entonces portavoz sumó: "Es muy común el sobrevuelo de helicópteros. De hecho toda la navegación del submarino en el canal se tiene que hacer en superficie por ser aguas restringidas".

Así, mientras aumentaba la presión de la opinión pública y los familiares de los 44 submarinistas, en marzo del 2018 el jefe de Gabinete, Marcos Peña, expuso ante el Congreso las misiones que tenía el ARA San Juan antes de partir, y respondió muchas cuestiones en su habitual informe frente al Poder Legislativo. La polémica estalló cuando, en la respuesta a la pregunta 456, confirmó ante la Cámara de Diputados que uno de los "objetivos secundarios" era la identificación de "buques y aeronaves que operan desde las Islas Malvinas". La finalidad, según Peña, era "verificar el cumplimiento de los convenios sucriptos por ambos países, en cuanto a la obligación de informar los movimientos de unidades en zonas particulares". 

Quienes sostienen la posibilidad del ataque inglés, creen que el ARA San Juan ya fue perseguido por naves británicas en oportunidades anteriores. Al respecto, el funcionario les contestó a los legisladores nacionales sobre la presunta presencia de submarinos nucleares cerca del navío argentino entre el 1 de enero y el 15 de noviembre del año pasado —fecha en que se perdió el contacto—, y expresó: "Si bien el comandante del submarino informó en una oportunidad acerca de un posible contacto, no fue corroborado en grado de certeza la presencia de submarinos nucleares en el área de patrulla".  

Así las cosas, falta por confirmar alguna de las hipótesis. Por su parte, la Armada ya desmintió —ante la prensa— que el submarino haya navegado cerca de las islas, sino que lo hizo "en altamar por fuera del límite de la Zona Exclusiva Económica de 200 millas", según citó La Nación. Mientras tanto, en medio de una catarata de contradicciones, las familias desconfían de la explicaciones estatales. Resta por ver cómo avanza la investigación judicial.  

Búsqueda

Las tareas para encontrar al submarino de guerra son bien difíciles. La zona sureña de búsqueda, próxima al Golfo de San Jorge, es rocosa e inmensa: abarca 36.600 kilómetros cuadrados de agua. Actualmente, las actividades están siendo desarrolladas por la empresa estadounidense Ocean Infinity, que envió el buque Seabed Constructor. De esta forma, se comprometió a buscar al ARA San Juan durante 60 días netos, y luego retomaría las tareas en febrero.

Este viernes se cumpliría el primer plazo, pero a pedido de los familiares la compañía continuará indagando en una zona donde se registraron "golpes de casco", percibidos por dos buques de la fuerza naval. De hecho, un sonorista declaró ante la Justicia que puede tratarse de "un elemento metálico fuerte", por eso los allegados a los submarinistas solicitan que se revise bien aquella región del océano Atlántico, ante la sospecha de que se trate de una pista que los acerque a la nave perdida hace un año. Hasta ahora, según la última actualización del Ministerio de Defensa, no hay novedades. 

Por su parte, el ministro de aquella cartera, Aguad, destacó que "las esperanzas de encontrar el ARA San Juan están intactas". Sin embargo, puntualizó: "Es muy probable que durante la búsqueda se haya pasado cerca de la nave y no se haya visto. Es un arma de guerra, que está diseñada para no ser encontrada". Además, añadió que es posible que la embarcación se encuentre entera, pero colapsada porque al caer a 600 metros de profundidad, la presión del agua afecta la estructura, siempre siguiendo la lógica de la teoría de la implosión.   

Además de los equipos argentinos, naciones como Brasil, Chile, Colombia, Uruguay, Ecuador, Perú, EE.UU, Alemania, España, Francia, Italia, Noruega, el Reino Unido y Rusia colaboraron con las tareas de búsqueda, sin éxito, enviando soporte aéreo, naval u otro tipo de logística. Entre las reacciones destacables de los líderes más influyentes del mundo, sobresalen las muestras de apoyo de Donald Trump, Vladímir Putin y el papa Francisco, un compatriota de los tripulantes desaparecidos. 

Investigación

La causa principal está a cargo de Marta Yañez, una jueza de Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz. En tan solo un año, el expediente acumuló tantas hojas que se hace imposible de leer: son 60.000 páginas, donde también se incluyen 70 testimonios. Por el momento, no hay ningún imputado; la magistrada considera que no hay suficiente información como para sacar conclusiones apresuradas. Además, para que la causa supere el período de instrucción, es decir, la primera etapa, y pase a una instancia superior de la Justicia, Yañez quiere que antes aparezca el submarino. 

Mientras tanto, en un reportaje reciente, la jueza expresó que por ahora "sería descartable la hipótesis del ataque", pero aclaró que "llegado el caso, ver la nave permitiría descartarlo o no". Vale mencionar que, de confirmarse aquella posibilidad, las implicancias geopolíticas serían difíciles de dimensionar. A su vez, la magistrada sostiene que ubicar la nave es fundamental para direccionar la investigación en el sentido correcto y determinar las acciones que desarrollaba el ARA San Juan al momento de su extravío. 

Por otro lado, el Parlamento impuso la creación de una comisión bicameral para investigar la desaparición, búsqueda y operaciones de rescate, aunque todavía no se produjeron noticias relevantes. 

En paralelo, distintos funcionarios del Gobierno, y también de la anterior Administración, fueron denunciados. Por su parte, el presidente Mauricio Macri, el ministro de Defensa Aguad y el entonces jefe de la Armada, Marcelo Srur, fueron acusados penalmente de encubrimiento y estrago culposo por la posible muerte de los 44 tripulantes, cuya causa quedó a cargo del juez Claudio Bonadío, el mismo que en otro caso ya ordenó la prisión preventiva de la expresidenta Cristina Kirchner

A su vez, desde el oficialismo, la diputada Elisa Carrió denunció a los ministros de Defensa del Gobierno de Kirchner: Agustín Rossi, Nilda Garré y Arturo Puricelli, por presuntas irregularidades en reparaciones al submarino realizadas durante la gestión pasada. Por lo pronto, la Justicia argentina no se expidió sobre las acusaciones. 

Mientras tanto, de los 44 argentinos perdidos en el mar, no se sabe nada. 

Leandro Lutzky