Científicos de la Universidad de Harvard (Massachusetts, Estados Unidos) sugieren que el peor año para los humanos fue el 536 de nuestra era, que no destacó por sus guerras o pandemias, según refleja un estudio que han publicado en la revista Antiquity.
"Fue el comienzo de uno de los peores periodos para estar vivo", ha destacado el arqueólogo e historiador medieval Michael McCormick. Esa opinión concuerda con la descripción que realizó Procopio de Cesarea en su informe sobre las guerras contra los vándalos.
Ese historiador bizantino escribió que, durante ese décimo año del reinado de Justiniano, "el Sol daba su luz sin brillo, como la Luna" y, desde el momento en que comenzó ese fenómeno, "los hombres no estuvieron libres ni de la guerra ni de la peste ni de ninguna cosa que no llevara a la muerte".
No solo en Bizancio
Una niebla misteriosa y polvorienta bloqueó los rayos solares, provocó que las temperaturas se desplomaran y desencadenó años de caos en todo el mundo: generó que en China nevara en agosto, sequías como la que afectó a la cultura moche en el actual Perú y una hambruna general en todo el mundo debido a las cosechas perdidas.
Las evidencias que citan estos investigadores sugieren que la culpa fue de diversas erupciones volcánicas catastróficas. Las consecuencias del enfriamiento global que provocaron quedaron reflejadas desde en los núcleos de hielo de la Antártida hasta en los anillos de los árboles de Groenlandia (Dinamarca).
De hecho, este documento indica que en el año 536 se mezclaron cenizas volcánicas y escombros con las capas de hielo y no se observan signos de recuperación económica de esta catástrofe hasta el año 640, más de un siglo después.
Un siglo de desastres
Esos restos indican que se produjo una segunda erupción en 540 que habría prolongado los desastres, mientras que el año siguiente surgió la plaga de Justiniano y todo fue de mal en peor hasta que los restos de plomo en torno al 640 ofrecen una señal de 'recuperación humana'.
Posteriormente, los picos de los años 660 y 695 indican que el hombre acuñaba monedas de plata, un signo de recuperación económica.
Finalmente, los núcleos de hielo también carecen de contaminación por plomo entre 1349 a 1353, un lapso de tiempo que coincide con la época en que la peste bubónica asoló Europa.