Un nuevo estudio de la Universidad Northwestern de Illinois (EE.UU.) señala que la preferencia de tomar café está determinada por nuestra predisposición genética, publica el sitio web del centro educativo. La investigación fue publicada este 15 de noviembre en la revista Scientific Reports.
En su trabajo, los científicos vincularon la sensibilidad a la percepción del sabor amargo y las preferencias de consumo de café, té y alcohol en más de 400.000 hombres y mujeres.
Asimismo, los participantes fueron analizados según sus variantes genéticas, que fueron relacionándolas con su percepción de la cafeína y otros elementos amargos (como la quinina) presentes en las otras dos bebidas.
Los investigadores constataron así que cuanto más sensibles eran las personas –según su variante genética– al sabor amargo de la cafeína, más café tomaban.
"Se esperaría que las personas que son particularmente sensibles al sabor amargo de la cafeína tomaran menos café", dijo la autora principal de trabajo, Marilyn Cornelis. No en vano, el sabor amargo es un aviso natural de nuestro sistema para protegernos de sustancias dañinas.
"Por el contrario, los resultados de nuestro estudio sugieren que los consumidores de café adquieren el gusto o la capacidad de detectar la cafeína debido al refuerzo positivo aprendido (es decir, la estimulación) provocado por la cafeína", mediante la asociación de "cosas buenas con él [sabor amargo]", explicó.