El presidente de Rusia, Vladímir Putin, participó este lunes con su par turco, Recep Tayyip Erdogan, en una ceremonia en Estambul (Turquía) para celebrar la finalización del tramo submarino del nuevo gasoducto Turkish Stream.
Se trata de la sección del proyecto que se extiende a lo largo de más de 900 kilómetros bajo el mar Negro, desde la localidad rusa de Anapa hasta la costa turca de Kiyikoy. Trascendió que fueron completadas hasta este punto las dos líneas del gasoducto: una dirigida al mercado turco, y la otra a los países europeos que deseen conectarse.
Gazprom, el gigante energético ruso, había comenzado la construcción de la sección marítima del Turkish Stream en mayo de 2017. Según cita TASS al portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, los plazos de entrega fueron "excepcionalmente acortados".
La Presidencia turca, por su parte, indicó que el nuevo proyecto entraría en funcionamiento para 2019.
Putin proyecta una finalización exitosa
De acuerdo con el mandatario ruso, se proyecta que los trabajos terrestres serán efectuados "al mismo ritmo", gracias a la "voluntad política" y el "coraje" demostrado por Ankara en la construcción del gasoducto.
"Sin esta confianza, tales proyectos no se pueden implementar", aseveró Putin, subrayando que proyectos como el Turkish Stream "no están dirigidos contra los intereses de nadie".
"Son de naturaleza exclusivamente constructiva. Están dirigidos a desarrollar las relaciones entre los Estados", indicó el inquilino del Kremlin. "Este es un buen y claro ejemplo de la capacidad para proteger los intereses nacionales propios", agregó.
Europa: potencial mercado
La siguiente etapa del proyecto consiste en la extensión del gasoducto en tierra hasta un punto a 180 kilómetros de la costa. Según lo previsto, uno de los ramales del gasoducto llevará el combustible hacia la frontera con Grecia, donde se pretende crear un centro de conexión para distribuirlo al resto de Europa.
Se prevé que a través del gasoducto puedan ser enviados hasta 31.400 millones de metros cúbicos de gas natural anualmente, lo que beneficiaría tanto a Turquía como a potenciales compradores como Grecia, Italia, Bulgaria, Serbia y Hungría.
En cuanto al impacto en Turquía, que también recibe gas natural ruso a través de la línea Blue Stream, se espera que el proyecto sustituya a un tercer gasoducto transbalcánico que fue establecido entre Rusia y ese país en la década de 1980.
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