"El enemigo de Londres no es Rusia sino su propia clase dominante, según un informe de la ONU"
Un informe devastador de la ONU sobre la pobreza en el Reino Unido proporciona pruebas irrefutables de que el verdadero enemigo de los ciudadanos británicos es su propia clase dominante, que a su vez ha estado intentando convencerles en los últimos años de que su enemigo es Rusia, indica el columnista John Wight en su nuevo artículo para RT.
El profesor Philip Alston recorrió como Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la pobreza extrema y los derechos humanos, el país durante dos semanas para investigar el impacto de ocho años de uno de los programas de austeridad más extremos implantados entre las economías avanzadas del G20 en respuesta a la crisis financiera de 2008 y la subsiguiente recesión mundial.
"Lo que encontró fue evidencia de una guerra económica sistemática, voluntaria, concertada y brutal desatada por la clase dirigente conservadora de derechas del país contra el sector más pobre y vulnerable de la sociedad británica, que arruinó las vidas de millones de personas que no fueron responsables de la mencionada recesión, pero se vieron obligadas a pagar por ella", describió Wight.
"Parece claramente injusto y contrario a los valores británicos que tantas personas vivan en la pobreza. Esto es obvio para cualquiera que abra los ojos para ver el inmenso crecimiento de los bancos de alimentos y las colas que esperan afuera, la gente que duerme en las calles, el incremento de personas sin hogar, el sentimiento de profunda desesperación que lleva incluso al Gobierno a designar un ministro de Prevención del Suicidio y a la sociedad civil reportar a fondo sobre niveles inauditos de soledad y aislamiento", reza la introducción del informe, publicado este 16 de noviembre.
En total, 14 millones de personas en el Reino Unido viven ahora en la pobreza, una cifra que supone una quinta parte de su población, destaca Wight. Cuatro millones de ellos son niños, mientras que, según el profesor Alston, 1,5 millones de personas se encuentran en situación de desamparo, es decir, sin capacidad para cubrir las necesidades básicas de la vida.
Parece claramente injusto y contrario a los valores británicos que tantas personas vivan en la pobreza.
"Y esto es lo que la clase dominante de la quinta economía más grande del mundo, un país que pasea por el escenario mundial como un pilar de la democracia y los derechos humanos, considera el progreso", escribe el columnista.
"La compasión británica por los que sufren ha sido reemplazada por un enfoque punitivo, mezquino y a menudo cruel, aparentemente diseñado para inculcar disciplina donde es menos útil, imponer un orden rígido en las vidas de aquellos menos capaces de hacer frente al mundo de hoy en día", concluye el profesor Alston.
"La austeridad no es y nunca ha sido una respuesta económica viable a la recesión en una economía determinada. En cambio, es un club ideológico que se ejerce en nombre de las grandes y ricas empresas para garantizar que el precio pagado por dicha recesión económica sea asumido exclusivamente por los menos capaces de soportarlo, es decir, los pobres y los trabajadores", señala por su parte Wight, que lamenta que esta "guerra de clases" se presente como una "política gubernamental legítima".