El 25 de noviembre, unos 500 integrantes de la caravana de migrantes centroamericanos rompieron el cerco policial e intentaron cruzar la frontera entre Tijuana (México) y San Diego (EE.UU.). Las personas intentaron saltar la valla fronteriza que separa a los dos países, por lo que los agentes de seguridad estadounidenses recurrieron al gas lacrimógeno.
Las fotos que captaron el hecho se han difundido amplia y rápidamente en las redes sociales.
Pero dos imágenes de una familia hondureña en particular llamaron la atención de la comunidad estadounidense. En la primera, una niña llora frente a la cámara, sus rasgos se contorsionan de angustia. Está descalza, cubierta de polvo y vestida solo con un pañal y una camiseta.
La segunda fotografía (que aparece en la portada), muestra a una mujer que intenta frenéticamente alejar a la misma niña y un segundo menor del gas lacrimógeno lanzado por agentes fronterizos de Estados Unidos.
Las imágenes, tomadas por el fotógrafo de Reuters Kim Kyung-Hoon, provocaron una ola de indignación y críticas en la Red, según apunta el diario The Washington Post, en desacuerdo con la representación por parte del presidente Donald Trump sobre los inmigrantes de la caravana como "delincuentes" y "miembros de pandillas".
Los líderes demócratas, los defensores de los derechos humanos y simples internautas se centraron en las imágenes de estos dos niños en particular. Muchos señalaron que el ataque con gas contra los menores es una prueba de que la política de Trump contra esa caravana de solicitantes de asilo de América Central había ido demasiado lejos.
"Disparar gases lacrimógenos contra niños no es lo que somos como estadounidenses", escribió Tom Pérez, presidente del Comité Nacional Demócrata. "Buscar asilo no es un delito. Debemos ser mejores que esto".
Gavin Newsom, el gobernador electo de California, argumentó que las imágenes de niños que salen corriendo del gas lacrimógeno van en contra de los ideales estadounidenses. "Estos niños están descalzos. En pañales. Ahogándose con gas lacrimógeno", tuiteó el político. "Las mujeres y los niños que dejaron sus vidas atrás, buscando la paz y el asilo, se encontraron con violencia y temor. Esa no es mi EE.UU. Somos una tierra de refugio. De esperanza. De libertad. Y no vamos a soportar esto".
Otros, como la nueva representante demócrata de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, reiteraron que las familias de inmigrantes huían de condiciones violentas en América Central y tenían derecho a buscar asilo. "Pedir ser considerado un refugiado y solicitar el estatus no es un delito".
Por su parte, Alicia Garza, cofundadora del movimiento 'Black Lives Matter' ('Las Vidas Negras Importan'), denunció que "disparar gas lacrimógeno contra los solicitantes de asilo carece de un nivel básico de humanidad". "Este es tu Gobierno. Este es nuestro Gobierno. No miren hacia otro lado", escribió la activista.
Sin embargo, algunos activistas de derecha expresaron la opinión de que los migrantes podían evitar esta situación al no intentar cruzar la frontera "ilegalmente". "Si no quieres que te ataquen con gas lacrimógeno al ingresar ilegalmente a un país, no ingreses ilegalmente al país", apuntó Charlie Kirk, fundador de la organización sin ánimo de lucro Turning Point USA.