Se trataba de un secreto a la vista de todos. Un equipo de arqueólogos ha logrado desentrañar un misterio del Santuario de Regla, en la localidad gaditana de Chipiona, en Andalucía (sur de España). Y es que sus muros, que se creía que databan del siglo XIV, esconden una iglesia paleocristiana o visigótica de mediados del siglo VII, lo que hace que sus orígenes se remonten más de 600 años atrás. Y no solo eso, sino que también encierra un Ribat musulmán embutido en el actual edificio.
"La arquitectura del monasterio ha estado siempre a la vista, pero se había interpretado siempre de una manera tradicional, y nosotros hemos aportado otra mirada", explica en entrevista el arqueólogo Antonio Ramos Millán, responsable del equipo del Departamento de Arqueología y Prehistoria de la Universidad de Granada que ha hecho el descubrimiento del nuevo significado.
Una iglesia paleocristiana de dos plantas
La iglesia visigoda está prácticamente completa, aunque camuflada en el uso actual del edificio. Además había otras evidencias, como una ventana del muro de la iglesia, que fue precisamente la que les hizo ver la luz facilitándoles las claves. El templo descubierto tiene una cámara interior subterránea, una cripta de grandes dimensiones, tanto como la nave superior de la iglesia actual, por lo que se trata de una iglesia de dos plantas: la baja o superficial, común a todas las iglesias, y esta gran cripta o iglesia subterránea.
Al entrar hay unas escaleras flanqueadas por dos pasillos laterales que dan acceso a la nave inferior. "El hecho de que esta cripta esté completa es sorprendente, excepcional, porque no se conocen criptas en estas condiciones de conservación", afirma el profesor Ramos.
Lo que los expertos han descubierto es que esa iglesia del siglo VII fue mantenida por los mozárabes: los cristianos andalusíes herederos de las poblaciones hispano visigodas que continuaron habitando el sur de la Península Ibérica tras la invasión musulmana en el siglo VIII.
La ventana
"Ha sido la ventana la que nos ha permitido tirar del hilo", cuenta el experto. Según el arqueólogo, el relato que transmitiría la ventana a través de su parte baja o columnata muestra la época visigoda, cuando se construyó la iglesia. En cuanto a los arcos, los que están a la vista son propiamente árabes, pues los arcos cristianos visigodos originarios fueron retirados por los musulmanes, cuando transformaron la iglesia en mezquita en la época almorávide.
Un Ribat casi completo
Tras la expulsión de las poblaciones cristianas al Magreb decretada por la Administración almorávide, como fue este caso de la mozarabía de Chipiona, el templo visigodo-mozárabe fue transformado en un Ribat: un castillo fortificado musulmán, con una función principal religioso-defensiva en la frontera del denominado 'Mar Tenebroso', el Océano Atlántico.
El profesor Ramos indica cómo este 'castillo mahometano', como relatan los monjes, estuvo a la vista hasta el siglo XIX, porque hay fotografías de la época que lo recogen, y gracias a ellas se puede deducir que toda la arquitectura fortificada es anterior a la castellana, que no se inicia hasta el siglo XV. El castillo también está conservado casi completo. Es una mezquita fortificada cuyas almenas están embutidas en la propia pared del actual Santuario.
Del Ribat se conserva prácticamente todo: la sala de oraciones, el patio de abluciones, la puerta principal, la cerca fortificada y parte de su torre.
Además, "Cristo no salió nunca del monasterio-mezquita, como tampoco los motivos de flor de lis, que es un símbolo cristológico que aún exhiben los capiteles de las columnas de la ventana desde la época visigoda", afirma el profesor, que se refiere así de manera figurada a la transformación del monasterio cristiano en otro islámico sufí, que también tiene como referente a Cristo, puesto que es el único profeta que en la tradición islámica profesó el eremitismo.
Dos épocas presentes en otros espacios
Ambos descubrimientos son de un valor excepcional: tanto el templo visigodo-mozárabe como el posterior Ribat almorávide relatan dos épocas que también se pueden rastrear a través de otras dependencias del monasterio, como la huerta o los hallazgos arqueológicos.
Por lo que se sabe hasta ahora, el lugar tiene alrededor de 2.300 años de antigüedad, pues se conocen sobradas evidencias de que con anterioridad ya tuvo una importante población romana (como el faro de la Turris Caepionis), e incluso antes aún, púnica. Se encuentra en un lugar clave, pues es el fondeadero de la embocadura del río Guadalquivir: la entrada y salida del comercio internacional de todas las épocas que dan sentido a la gran capital de Sevilla. Cualquier barco que quiera llegar allí, debe pasar y fondear en la costa de Chipiona.
Clave histórica
Así, una de las claves de este descubrimiento es que permite al experto asegurar que existió una Chipiona cristiana antes de la llegada de los islámicos y que ambos, cristianos y musulmanes, cohabitaron armónicamente.
Para el arqueólogo se trata de "un encuentro religioso en el pasado, entre confesiones religiosas por otra parte emparentadas, que nos enriquece el debate del presente". Según él, se evidencian "antagonismos ideológicos de orden político sobre lo confesional" que nos hablan sobre las tres religiones monoteístas, que son "las 'Gentes del Libro', el Antiguo Testamento, origen de nuestras religiones abrahámicas, médula de la civilización occidental". Para el profesor Ramos, ahora que hay que "lidiar con ideologías opuestas", estos descubrimientos son aún "más trascendentes".
Las paredes de este complejo han aumentado su valor enormemente, incluso a pesar de que aún siguen en el mismo estado de siempre, blancas como paredes comunes, pero ¿por qué?. "Obviamente, por su nuevo significado", apunta el profesor.
"Este patrimonio histórico es excepcional por su singularidad a todos los niveles, pero más allá de la riqueza económica que sustancialmente trae consigo el concepto de patrimonio su valor conlleva una lección histórica", resume el arqueólogo.
Nuria López
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