Una escalada del conflicto comercial entre China y EE.UU. podría llevar a una repetición de las grandes catástrofes del siglo XX, incluidas una gran depresión y una contienda mundial, ha advertido el embajador chino en Washington, Cui Tiankai, en una entrevista para Reuters. Las preocupantes advertencias del diplomático se producen en medio de las nuevas amenazas de EE.UU. respecto a una posible introducción de más aranceles sobre los productos chinos.
El embajador se manifestó en vísperas de la inminente cumbre del G20, que se celebra en Buenos Aires a partir del 30 de noviembre. En ella, a su juicio, Pekín espera lograr un acuerdo que alivie la carrera arancelaria en curso. Asimismo, en opinión de Tiankai, Pekín y Washington tienen la responsabilidad compartida de cooperar en interés de la economía mundial.
El diplomático asiático tiene claro que separar dos economías estrechamente vinculadas no es una medida ni positiva ni tampoco posible. "No sé si la gente realmente se da cuenta de las posibles consecuencias, del impacto negativo, de un desacoplamiento", aseveró.
El enviado comparó esta situación a las guerras arancelarias que libraban los países industrializados en la década de 1930, lo que contribuyó a un colapso del comercio mundial y aumentó las tensiones en los años previos a la Segunda Guerra Mundial.
"Las lecciones de la historia siguen ahí. En el siglo pasado, tuvimos dos guerras mundiales, y entre ellas, la Gran Depresión. Creo que nadie debería intentar repetir la historia. Estas cosas nunca deberían volver a suceder, por lo que se debe actuar de manera responsable", destacó el embajador. "Estamos en contra de cualquier guerra comercial", afirmó Tiankai, pero al mismo tiempo China "luchará para salvaguardar sus propios intereses".
Este 27 de noviembre, el asesor económico del presidente Trump Lawrence Kudlow señaló que si no se produccen progresos sobre el acuerdo entre China y EE.UU. en la cumbre del G20, el presidente estadounidense está dispuesto a aumentar los aranceles contra las importaciones de China desde el 10 al 25 % (lo que se traducirá en 200.000 millones de dólares), así como a imponer nuevos impuestos por valor de 267.000 millones de dólares a otras mercancías importadas desde el gigante asiático.