El vicecanciller argentino, Daniel Raimondi, aclaró este miércoles que el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salmán, no será detenido en ese país sudamericano porque tiene "inmunidad por el rol que está ejerciendo en calidad de representante de un Estado soberano". En efecto, el dirigente saudí llegó este miércoles a Buenos Aires para concurrir a la cumbre del G20, a desarrollarse desde este viernes, junto a una delegación de 400 personas y un importante operativo de seguridad.
Las declaraciones del funcionario local a Clarín surgen a raíz de la denuncia que hizo Human Rights Watch (HRW) ante la Justicia argentina para solicitar la detención e investigación del dirigente árabe, sospechoso de ordenar el asesinato del columnista de The Washington Post Jamal Khashoggi y acusado de coordinar crímenes de lesa humanidad en Yemen desde 2015. Sobre ello, vale repasar que Bin Salmán también dirige el Ministerio de Defensa en su país, por eso HRW argumenta que tiene responsabilidades penales.
Antes de los comentarios de la Cancillería argentina, se especulaba con que la detención se podría llevar a cabo porque en esa nación latinoamericana se contempla la jurisdicción universal para esta clase de crímenes. Eso quiere decir que, según la Constitución, el Poder Judicial local puede actuar en delitos cometidos en otros países. No obstante, por tratarse de una visita en representación de su nación, ningún requerimiento judicial podría violar la inmunidad de Bin Salmán.
En este sentido, según explicaron desde la Administración de Mauricio Macri al medio ya citado, "no existe base jurisdiccional en la legislación argentina ni antecedentes bajo el derecho internacional que habiliten la detención de un funcionario de su rango en funciones aún por crímenes internacionales".