¿Por qué cerca de una base militar de EE.UU. en Alemania aumentan los casos de cáncer?
Ubicada en una idílica región en el oeste alemán, la base aérea estadounidense de Spangdahlem se ha convertido en la principal polémica para la población local. Afirman que el número de enfermos de cáncer aumenta debido a la contaminación producida por la base, según revela un reporte de RT Deutsch.
De acuerdo con lugareños, el agua y el suelo alrededor de la base están contaminados con los compuestos perfluorados (PFC), un tipo de sustancia química que supuestamente causa cáncer.
Los PFC se encuentran generalmente en la espuma contra incendios que se utilizan durante los ejercicios con fuego real alrededor de la base de Spangdahlem, y su concentración en ríos y estanques es mucho más alta que los estándares permitidos, según la investigación.
Las autoridades afirmaron a RT que el número de pacientes con cáncer "no aumentó significativamente". Además, una agencia a cargo de la protección del medio ambiente señaló que las toxinas no pueden dañar la salud de los residentes, ya que las fuentes de agua potable en el área están cerradas por "razones económicas".
Sin embargo, las personas que viven cerca de la base sospechan que la sustancia peligrosa tiene un efecto devastador en su salud. "No es de extrañar que una de cada dos personas tenga cáncer", aseveró una mujer de mediana edad. "También tengo cáncer, al igual que mi supervisor, con quien trabajo", agregó.
Algunos residentes se mostraron reacios a aparecer ante la cámara, temiendo perder sus empleos en la base, que es uno de los mayores empleadores del área. Su personal local usualmente recibe un subsidio de vivienda y beneficios considerables.
Puede haber otro contaminante
El exmilitar español José Antonio Alcaide detalló a RT que los PFC, mencionados en el reporte, son carbono y flúor que se utilizan para acabar con los incendios. Sin embargo, también se encuentra en detergentes, en el teflón y en "una serie de elementos muy corrientemente usados por las instalaciones militares", según el experto.
"Lo cierto es que de todos los países europeos que normalmente controlan el tema de los contaminantes, solamente Alemania tiene un protocolo concreto para estos perfluorados", subrayó el exmilitar, sugiriendo que en esta particular base pueda haber "otro contaminante mucho más complicado todavía".
Según explicó Alcaide, la base de Spangdahlem dispone de "dos tipos de aviones que no hay en ninguna otra base europea": los F-16, "aviones muy antiguos que se han ido renovando para mantenerlos en servicio", y los A-10. Y ambos tipo de aeronaves tienen dos problemas.
"El F-16 es un avión de caza que solo dispone de un motor, por lo tanto su capacidad de reacción cuando necesita más velocidad es muy difícil. La solución de los ingenieros fue dotarlos de un sistema en el cual hay un comburente, que se llama hidracina, que entra de golpe en un motor y hace que el motor acelere potentemente", comentó el experto.
Y la hidracina es, de acuerdo con Alcaide, "diez veces más peligrosa todavía que los perfluorados". "Este compuesto, igual que los PFC, es muy persistente, muy problemático a mediano y largo plazo, y causa todo tipo de problemas, tanto en las tiroides como en los riñones y, sobre todo, en el hígado", concluyó el exmilitar.