Reo elige la silla eléctrica para ser ejecutado tras pasar 36 años en el corredor de la muerte
Un hombre condenado por el homicidio de una mujer con discapacidad mental durante una cita romántica, cometido hace casi 37 años, fue ejecutado este jueves mediante la silla eléctrica en el penal de Riverband en Nashville (Tennessee, EE.UU.). Se trata del segundo recluso ejecutado en poco más de un mes en ese estado, tras cerca de una década sin ejecuciones, informa el portal Nashville Scene.
David Earl Miller, de 61 años, fue condenado a muerte en 1981 por asesinar a golpes ese mismo año a Lee Standifer. Los forenses determinaron que antes del crimen ambos habían tenido relaciones sexuales, pero no encontraron signos de violación y determinaron que el cadáver fue apuñalado varias veces.
Batalla legal
Desde entonces, el convicto recurrió a diversas instancias judiciales superiores para apelar la sentencia, convirtiéndose así en la persona que más tiempo permaneció en el corredor de la muerte en toda la historia de Tennessee.
Los abogados de Miller solicitaron el indulto a Bill Haslam, el gobernador de ese estado, argumentando que el actuar violento de su defendido había sido el resultado de un amplio historial de enfermedades mentales y de abusos durante su infancia.
El convicto habría sufrido múltiples violaciones por parte de su madre y brutales golpizas de su padrastro, aseguraron los letrados, detallando que a los 10 años Miller ya había intentado suicidarse dos veces y se había vuelto alcohólico.
Ejecución
Al igual que en el caso de otro convicto ejecutado en noviembre, la defensa de Miller cuestionó, además, el uso del sedante midazolam, utilizado en ejecuciones por inyección letal, aseverando que el fármaco causa un dolor insoportable. Por este motivo las autoridades autorizaron al condenado a elegir la silla eléctrica como una opción más rápida y menos dolorosa de morir.
Finalmente, el gobernador Haslam se negó a frenar la ejecución y la pena máxima fue llevada a cabo, sin presencia de los familiares de la víctima. Las últimas palabras del convicto fueron: "Es mejor que estar en el corredor de la muerte".