A pesar de los grandes avances de la batalla contra los terroristas del Estado Islámico y del proceso de reconciliación en curso en Siria, EE.UU. ha expresado en repetidas ocasiones su intención de permanecer en el país árabe por tiempo indefinido, prometiendo continuar su respaldo a las fuerzas sirias opositoras a Bashar al Assad y luchar contra la influencia iraní.
La presencia de unos 2.000 asesores militares estadounidenses en suelo sirio no solo indigna a Damasco, sino que también ha puesto a Ankara en una confrontación directa con su aliado de la OTAN, especialmente después de que combatientes respaldados por Washington intentaran establecer en las zonas kurdas estructuras paralelas de gobierno.
Para derrotar lo que él llamó una "organización terrorista separatista" al este del Éufrates, donde la milicia kurda Unidades de Protección Popular (YPG), apoyada por EE.UU., controla gran parte del territorio, el presidente turco prometió a principios de esta semana lanzar una nueva campaña militar en Siria "en cuestión de días".
Por su parte, Washington, dispuesto a proteger sus intereses en la región, advirtió a Ankara contra el lanzamiento de cualquier ofensiva "unilateral" que pueda poner en peligro a soldados estadounidenses, quienes recientemente montaron puestos de observación a lo largo de la frontera turco-siria. Los kurdos, subrayó el Pentágono, siguen siendo para los norteamericanos un "socio comprometido" en su lucha contra el Estado Islámico.
"Una acción militar unilateral en el noreste de Siria por parte de cualquiera de las partes es una gran preocupación, especialmente porque personal de EE.UU. puede estar presente o en las cercanías", señaló Sean Robertson, portavoz del Pentágono, en un comunicado citado por Reuters. "Cualquier acción de este tipo sería inaceptable," sentenció.
Mientras tanto, Recep Tayyip Erdogan, cree que ya no existe una seria amenaza por parte del paralizado Estado Islámico en Siria y considera que el Ejército turco tiene el derecho de actuar para deshacerse de lo que llama un "corredor terrorista" a lo largo de la frontera norte de Siria.
"Está claro que el objetivo de estos puestos de observación de EE.UU. no es proteger a nuestro país de los terroristas, sino proteger a los terroristas de Turquía", expresó el mandatario.
"Nuestro objetivo no son los soldados estadounidenses, son las organizaciones terroristas que operan en la región", agregó Erdogan en el discurso televisado que provocó la fuerte respuesta del Pentágono.
Ankara ya ha llevado acabo dos ofensivas en el norte de Siria con la ayuda del Ejército Libre Sirio. A principios de este año, Turquía lanzó la Operación Rama de Olivo en el noroeste después de que Washington anunciara su compromiso renovado de mantener su apoyo a la milicia kurda con entrenamiento y armas.
Otra incursión transfronteriza por parte del Ejército turco, llamada Operación Escudo del Éufrates, tuvo lugar desde agosto de 2016 hasta marzo de 2017 con el objetivo de expulsar de la frontera a los terroristas del Estado Islámico y a las fuerzas respaldadas por EE.UU.