Las praderas marinas pueden detener el cambio climático (si el cambio climático no las mata antes)

"Estos ecosistemas de carbono azul son una poderosa arma natural en la lucha contra el cambio climático", señalan investigadores australianos.

Un nuevo estudio de científicos australianos ha demostrado que las praderas marinas pueden 'absorber' el carbono que de otro modo contribuiría al calentamiento global.

Los científicos estudiaron praderas marinas de la Gran Barrera de Coral australiana y descubrieron que en la Barrera se encuentra una pradera de aguas profundas que actúa como un enorme sumidero de 'carbono azul'.

El pasto marino, que cubre un área del doble del tamaño de Belice, almacena más de 27 millones de toneladas de carbono orgánico y podría ayudar a detener el cambio climático.

El equipo comparó las cantidades de carbono almacenadas en praderas marinas de aguas profundas (más de 15 metros), en las situadas en aguas medias y en las de aguas someras. Como resultado de su estudio descubrieron que las praderas de las zonas más profundas contenían niveles de carbono similares a los de las aguas poco profundas.

Los investigadores calcularon que, si las praderas marinas de aguas profundas analizadas almacenan una cantidad de carbono similar a la que contienen otras praderas de aguas profundas en la laguna de la Gran Barrera de Coral, la cantidad de carbono azul almacenada en la laguna es de cerca de 27,4 millones de toneladas

"Estos ecosistemas de carbono azul son una poderosa arma natural en la lucha contra el cambio climático", comentó a Newsweek el autor principal del estudio, Peter Macreadie, de la Universidad Deakin, en Australia.

"Esta es una buena noticia, hemos descubierto otro activo importante: otro sumidero de carbono importante que nadie conocía", recalcó.  

Según datos del Instituto Smithsoniano, cada año en el planeta desaparece el 1,5% de las praderas marinas, lo que equivale a una pérdida de un área de pastos marinos comparable a dos campos de fútbol cada hora. Asimismo, se estima que el 29% de las praderas marinas desaparecieron a lo largo del último siglo.

Alex Proimos / Reuters
Mar de Aral (Uzbekistán-Kazajistán). Actualmente el lago, antiguamente considerado el cuarto del mundo en cuanto a tamaño, representa una superficie de solo el 10% de la original y ha perdido gran parte de la fauna que lo habitaba, incluyendo 28 especies de peces endémicas. / Reuters
Bosques de laminariales de Alaska (EE.UU.). La contaminación, los efectos del ciclón El Niño y la sobrepesca destruyen los bosques submarinos de algas gigantes que representan el ecosistema de las aguas de Alaska, que sirve de hogar para numerosos representantes de la fauna marina. / noaa.gov
Bosques de acacias de la cuenca del Senegal (Senegal, Malí y Mauritania). La agricultura excesiva, las presas y el pastoreo intensivo destruyen la biodiversidad de las llanuras de inundación en la cuenca del río Senegal, causando el desplazamiento forzoso y problemas de salud a la población local. / Reuters
Arrecifes de coral del Caribe. Un estudio del Instituto de Recursos Mundiales ha demostrado que el tercio de todos los arrecifes de la zona se encuentran en peligro por la actividad humana que incluye la sobrepesca, el turismo intensivo y la agricultura excesiva. / ccre.si.edu
Lagunas Coorong y estuario del río Murray (Australia). Solo el reconocimiento de una parte de estos parajes como parque nacional ha logrado salvar el lugar de la desaparición completa, aunque solo el 10% de su territorio histórico está protegido. / noaa.org
Turberas elevadas de Renania (Alemania). La Comisión Europea ha advertido que varias especies de flora y fauna de las turberas de Hunsrück y Eifel ya están consideradas como raras. / life-moore.de
Matorrales de 'fynbos' de El Cabo (Sudáfrica). La agricultura intensiva, los incendios forestales y la urbanización amenazan a unas 8.500 especies de plantas, el 70% de las cuales son endémicas, con la destrucción de su hábitat. / Reuters
Humedales de la cuenca del Murray-Darling (Australia). La cuenca de los ríos Murray y Darling está sufriendo una pérdida de vegetación natural y una severa sequía debido a la excesiva regulación y explotación hídrica. / nwc.gov.au

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