Científicos de Noruega y Dinamarca han realizado un análisis de los restos óseos de gatos hallados en varios sitios arqueológicos a lo largo del territorio danés y han encontrado que el tamaño de este animal creció con el paso del tiempo. El estudio fue publicado a principios de este mes en la revista Danish Journal of Archaeology.
Los investigadores constataron que los primeros hallazgos de gatos domésticos en Dinamarca se remontan a la llamada Edad del Hierro Romana (1–375 d. C.), cuando aún eran bastante escasos. Su número creció considerablemente "a partir de la era vikinga (850–1050 d. C.), aunque principalmente en contextos urbanos y en relación con la producción de pieles".
En la época medieval, los gatos se convirtieron en Dinamarca en animales de control de plagas en los asentamientos rurales, en las propiedades señoriales y en las ciudades en expansión, donde numerosos montones de basura atraían a los roedores.
Antes de llegar a la conclusión de que los gatos domésticos aumentaron significativamente desde la era vikinga, los autores del estudio analizaron la evolución del tamaño de los gatos domésticos del país a lo largo del tiempo a través de mediciones óseas y análisis estadísticos. Así comprobaron que los huesos de las extremidades y las mandíbulas experimentaron un aumento de hasta el 16 % en los felinos modernos, mientras que sus dientes son al menos un 5,5 % más grandes.
Los científicos suponen que este aumento de tamaño —atípico en animales domesticados— se debe a las mejores condiciones de vida de los gatos modernos: "la disponibilidad de alimento y un posible cambio en el uso humano de los gatos, desde un cazador de ratas y ratones hasta una mascota bien alimentada y cuidada".
A pesar de su mayor envergadura actual, los gatos domésticos han mantenido muchas características osteológicas indistinguibles de su progenitor salvaje, menciona el estudio.