Este martes, el presidente de china, Xi Jinping, puso en claro su liderazgo y advirtió a otras naciones que "nadie está en posición de dictar a los chinos lo que deben o no hacer".
En su discurso, pronunciado en una reunión celebrada con motivo del 40.º aniversario de la reforma y apertura de China, Xi ha destacado que el país "debe reformar con firmeza lo que debería y puede cambiarse" y no modificar aquello que no es conveniente.
Las palabras del mandatario chino estuvieron marcadas con un tono relativamente desafiante en respuesta a los llamamientos internacionales para que se produzcan cambios en la economía nacional. Sus comentarios se centraron en cómo el Partido Comunista ha guiado a la nación hacia su éxito económico y enfatizaron el derecho del país a seguir su propio camino en el futuro.
"China se está acercando al centro de la escena mundial y se ha convertido en un reconocido constructor de la paz mundial, un contribuyente al desarrollo global y un defensor del orden internacional", afirmó.
Sus declaraciones llegan en un punto de inflexión para la nación tras décadas de crecimiento económico que la han convertido en la segunda mayor economía del mundo.
No obstante, ahora China está luchando contra una desaceleración del crecimiento, en medio de una confrontación comercial con EE.UU. y de críticas internacionales sobre violaciones de los derechos humanos.
Xi Jinping cerró su intervención subrayando el compromiso con las reformas y la apertura. Si bien prometió continuar por esa línea, no detalló ninguna política específica para hacerlo.