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Japón obtendrá su primer portaviones desde la II Guerra Mundial como parte de un presupuesto récord
Tokio también quiere comprar más de 100 cazas embarcados F-35 de producción estadounidense como parte de un plan de 242.000 millones de dólares.
Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, Japón está buscando hacerse con portaviones para contrarrestar lo que considera una amenaza creciente de China.
Tokio también quiere comprar más de 100 cazas embarcados F-35 de producción estadounidense como parte de un plan de 243.000 millones de dólares, según su presupuesto de defensa de cinco años hasta 2024 aprobado este martes, informa la agencia nipona Kyodo.
En particular, el plan de adquisiciones incluye a dos portaviones que portarán cazabombarderos. Estos no se construirán desde cero, sino que nacerán como fruto de una actualización de buques de asalto anfibio de clase Izumo, un tipo de embarcación de 27.000 toneladas de desplazamiento que se conviertió en 2015 en el navío más grande de la otrora muy potente Armada del país del Sol naciente.
Esos buques no tienen catapultas de lanzamiento ni rampas de despegue en forma de trampolín, pero tienen capacidad suficiente para acomodar a aviones de ala fija con capacidad para realizar operaciones de despegue corto y aterrizaje vertical.
Esto hace que los F-35B -cazabombardero desarrollado para el Cuerpo de Marines estadounidense- se conviertan en el único candidato para cumplir este rol, lo cual también se refleja en el enorme presupuesto de defensa japonés, que incluye la compra de 42 de esos aparatos en la próxima década.
De concretarse el plan, los dos navíos anfibios adaptados se convertirán en los primeros portaviones de Japón desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Durante esa contienda, la Armada imperial japonesa contaba con diez navíos de este tipo, algunos de los cuales participaron en el ataque a Pearl Harbor.
Tras su derrota en aquel conflicto, la Constitución de Japón prohibió al país disponer de Fuerzas Armadas que tuvieran capacidades ofensivas.
Sin embargo, el primer ministro Shinzo Abe ha puesto especial énfasis en abandonar esta cláusula pacifista, citando las "amenazas" emergentes de China y Corea del Norte. Así, su Gobierno no solo ha incrementado los esfuerzos para adquirir armas ofensivas, incluidos misiles de crucero Tomahawk y cazas F-35, sino que también ha lanzado ejercicios de tropas para realizar operaciones expedicionarias en el extranjero.
A principios de este año, por ejemplo, las Fuerzas de Autodefensa de Japón formaron su primera brigada de Infantería de Marina desde la Segunda Guerra Mundial. El nuevo cuerpo, que suma 2.100 efectivos en total, se encargará principalmente de defender las remotas islas del suroeste del país.
Posible 'respuesta' china
El plan de Japón de hacerse con portaviones está impulsado por el crecimiento militar de Pekín, pero la medida podría a su vez alentar a los mandos chinos a reforzar sus propios programas de expansión, indican varios observadores citados por el portal South China Morning Post.
Asi, por ejemplo, Song Zhongping, un analista militar de Hong Kong, opina que estos pasos de Tokio harán que las ya frágiles relaciones chino-japoneses se vuelvan aún más complicadas.
"Cualquier acción de construir su primer portaviones no solo violaría su Constitución pacifista, que le prohíbe disponer de buques de ataque, sino que también hará que China y otros países que fueron víctimas de su agresión se sientan más vulnerables", apuntó.
Otro experto, Collin Koh Swee Lean, de la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam de Singapur, advirtió que el plan de Tokio podría provocar una reacción violenta no solo de China, sino también de las dos Coreas, al mismo tiempo que intensificar la competencia naval en el noreste de Asia.
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