Este sábado los 'chalecos amarillos' salen a las calles de Francia por la octava vez desde que las protestas de ese movimiento comenzaron el pasado 17 de noviembre. En total, unas 25.000 personas participaron en las protestas en toda Francia, informa Franceinfo citando a fuentes policiales.
Durante la jornada 'chalecos amarillos' lanzaron adoquines y otros proyectiles a los agentes, que respondieron con cañones de agua y gases lacrimógenos. Se reporta que policías antidisturbios cargaron contra los manifestantes y se registraron más de cien arrestos en París.
En su carta abierta, difundida este jueves por las redes sociales, los 'chalecos amarillos' se dirigieron al presidente francés Emmanuel Macron, afirmando que "la ira va a convertirse en odio si continúan, desde su pedestal, usted y sus partidarios, considerando a la gente común como mendigos".
La carta, divulgada en el grupo de Facebook 'La France en colère' (Francia en ira), decía que las "consultas nacionales" anunciadas por el mandatario a finales del pasado noviembre son "una trampa política", que tiene como fin esquivar las discusiones sobre el derecho a celebrar "referendos de iniciativa ciudadana".
En la misiva los 'chalecos amarillos' expusieron las siguientes exigencias: "Restaurar la soberanía del pueblo de Francia mediante la implementación del Referéndum de Iniciativa Ciudadana (RIC) en todos los asuntos, pero también en la implementación de una reducción significativa de todos los impuestos sobre bienes esenciales y, finalmente, una reducción significativa en todas las pensiones, salarios, privilegios y pensiones actuales y futuras de los funcionarios estatales electos y superiores".
El origen del movimiento
Las protestas de los 'chalecos amarillos' estaban motivadas originalmente por el aumento planificado del impuesto sobre el combustible. Sin embargo, pese a que el Gobierno de Macron anuló ese aumento de impuestos, las protestas se han convertido en un movimiento más amplio dirigido contra de las políticas oficiales y sus reformas económicas.
En el plano general, los manifestantes se quejan de los impuestos exorbitantes, de los bajos salarios y de la incapacidad de encontrar un trabajo bien remunerado, al tiempo que acusan a las autoridades de alejarse de la gente y trabajar en beneficio de las personas más ricas del país.
El periodista Bruno Carvalho analizó estas continuas protestas en Francia que ya se extienden a otros países del Viejo Continente.