El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que asumió el poder el 1 de enero, ha cambiado de idea sobre la posibilidad de instalar en un futuro una base militar estadounidense en territorio brasileño tras el malestar que habrían generado sus declaraciones entre las Fuerzas Armadas.
En su primera entrevista televisiva como mandatario a la cadena de televisión SBT, el pasado 3 de enero, Bolsonaro aseguró que se podría discutir en "el futuro" una posible base militar estadounidense en Brasil dependiendo, dijo, de lo que pueda llegar a acontecer en el mundo.
"Mi aproximación con EE.UU. es económica, pero puede ser bélica también. Podemos llegar a un acuerdo sobre esta cuestión. No queremos poner un superpoder en América del Sur, pero a mí entender debemos tener una supremacía", señaló el excapitán, de 63 años, al evocar, según él, las "preocupantes" relaciones entre Venezuela y Rusia.
El ministro de Exteriores, Ernesto Araújo, corroboró la propuesta del presidente y durante una reunión de cancilleres del grupo de Lima, que busca una salida a la situación de Venezuela, confirmó que Bolsonaro no excluía esta posibilidad.
"Tenemos interés en aumentar la cooperación con EE.UU. en todas la áreas", subrayó.
La idea fue aplaudida por el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, que días antes viajó a Brasil para participar en la ceremonia de investidura del excapitán en reserva, con el que mantuvo una reunión bilateral y se comprometió a sellar una estrecha alianza.
Bolsonaro ha dejado clara la gran admiración que siente por el presidente de EE.UU., Donald Trump, y lo ha demostrado con iniciativas como la salida de su país del Acuerdo de París –luego se retractó y ahora se desconoce qué pasará–, o el anuncio del traslado de la Embajada de Brasil de Tel Aviv a Jerusalén, reconociendo así a esta ciudad como capital de Israel. Dos medidas tomadas anteriormente por el mandatario estadounidense.
Los militares
El anuncio de la base militar norteamericana en territorio brasileño no ha dejado indiferente a la cúpula militar, que ha considerado la propuesta como "innecesaria e inoportuna". Según publica el diario Folha de S.Paulo, citando a una fuente anónima, Bolsonaro, a través de su ministro de Defensa, Fernando Azevedo e Silva, mandó un mensaje para tranquilizar a las Fuerzas Armadas.
"Acuerdos de ese tipo solo se justifican cuando hay un riesgo de agresión externa capaz de poner en peligro la integridad de la nación", aseguró al diario un militar sin identificarse. "Es el caso del niño débil que llama al amigo fuerte para enfrentarse a los matones de la calle. Estamos lejos de eso", comentó.
También el ministro de Defensa opinó en una entrevista al diario Valor Económico que el asunto tenía que ser "cuidadosamente evaluado", y afirmó que no veía la razón para una base militar en Brasil. Por el momento, el presidente no se ha manifestado personalmente sobre este asunto.
"La llegada de Bolsonaro al poder fue muy posible debido a un apoyo del 'establishment' militar brasileño que (por innumerables razones) se identifica con la plataforma general de Gobierno de Bolsonaro y, en ese sentido, el Presidente tiene una gran deuda política", comenta a este medio Daniel Rio Tinto, investigador del Centro de Estudios Internacionales CEI-IUL.
Existe una asociación política –explica Tinto– entre el Ejecutivo y las Fuerzas Armadas y, por otra, una base electoral conservadora, militar y civil que ve en las Fuerzas Armadas una institución seria que debe ser políticamente relevante.
"Bolsonaro busca una alineación que aparenta ser, al menos por ahora, de deferencia hacia EE.UU., y en particular hacia Trump. En este contexto, probablemente atendió un pedido norteamericano (...) con el propósito de cortejar a Washington y cultivar ese alineamiento con Trump, lo que debe haber sido visto con buenos ojos" por EE.UU", asevera el investigador, quien cree que el presidente "debe haberse sentido presionado para echarse hacia atrás en su oferta".
Según Tinto, "es un primer ejemplo de situaciones donde existe un conflicto entre una retórica nacionalista, un deseo pragmático de alineamiento en términos de política exterior y la actuación de factores limitantes en política interna de Brasil". "Pienso que veremos más ejemplos así en el futuro", añade.
Bases de EE.UU.
EE.UU. tiene 800 bases en cerca de 80 países, varias de ellas en América del Sur. Los estadounidense han estado también presentes en Colombia apoyando al gobierno en su combate contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC). En 1999, EE.UU. cerró la base que tenían en Panamá y en Ecuador la mantuvo hasta 2009.
"No existe una razón específica para que EE.UU. tenga una base en Brasil. Son razones estratégicas a largo plazo, más abstractas como, por ejemplo, aumentar la presencia estadounidense en América del Sur y en el Atlántico Sur", comenta el investigador, quien agrega que "aunque muchos puedan pensar que el objetivo es lidiar con Venezuela, no es el caso y no sería necesario".
Marta Miera
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