En EE.UU. ha causado una gran conmoción la historia de Jayme Closs, una adolescente de 13 años de Wisconsin, quien fue secuestrada el pasado 15 de octubre tras el asesinato de sus padres. Esta semana, la menor fue encontrada viva y, según se reporta, logró escapar de su secuestrador tras haber pasado 88 días en cautiverio.
Según reporta USA Today, en octubre los padres de Jayme Closs fueron ejecutados en su casa en la ciudad de Barron, mientras que la menor fue reportada desaparecida tras el hallazgo de sus cuerpos. Este hecho provocó un operativo de búsqueda a escala nacional, pero a lo largo de los siguientes tres meses no dio resultados.
¿Dónde y cómo fue hallada la menor?
Este jueves, la adolescente fue encontrada en la localidad de Gordon, ubicada a unos 100 kilómetros de su ciudad. El lugar tiene una población de 645 personas y está ubicado en una región boscosa.
Según el medio, Jayme Closs logró escapar de alguna manera de una casa ―se sabe que su secuestrador en esos momentos no se encontraba allí― y se dirigió a lo de una vecina que estaba paseando su perro. La mujer relató que la chica lucía delgada y con el pelo enmarañado, pero se veía bien físicamente.
La vecina la llevó a una vivienda cercana y pidió que llamaran al 911. Minutos después de su hallazgo, la Policía avistó el automóvil de su secuestrador, descrito por la joven, y lo detuvo. Las autoridades creen que Jake Thomas Patterson, de 21 años, estaba dando vueltas por la zona buscando a su rehén.
"Planificó sus acciones y tomó muchas medidas"
Mientras continúa la investigación del caso, pocos detalles han sido revelados por las autoridades. La Policía no cree que él y Jayme hubieran tenido un contacto previo al asesinato, pero señalan que su objetivo era precisamente el secuestro de la menor. El hombre no posee antecedentes penales y es desempleado. En su casa fue hallada una escopeta con la que, según se cree, fueron asesinados los padres de Jayme Closs.
Asimismo, las autoridades indicaron que el hombre "planificó sus acciones y tomó muchas medidas concretas para ocultar su identidad a la Policía y al público en general". Así, antes de cometer el crimen, se afeitó la cabeza para evitar dejar evidencia de ADN en la casa de los Closs.