Este viernes la Corte Criminal de Leighton, en Chicago (EE.UU.), condenó a 6 años y 9 meses de prisión a Jason Van Dyke, un exoficial de Policía que en octubre de 2014 disparó a quemarropa al adolescente afroamericano Laquan McDonald, provocándole la muerte
El año pasado Van Dyke fue acusado de homicidio no premeditado y de 16 cargos de agresión agravada, uno por cada bala que disparó a la víctima. Durante el juicio varios automovilistas declararon que en los años anteriores al tiroteo Van Dyke había utilizado lenguaje racista y fuerza excesiva durante controles de vehículos.
La pena dictada para el expolicía es de menos de la mitad de la que solicitaron los fiscales, que pedían entre 18 y 20 años de prisión. No obstante, tampoco satisface a los abogados de la defensa, que pedían la libertad condicional para su cliente.
La familia de McDonald lamentó que la pena es demasiado leve y trata a la víctima como "un ciudadano de segunda clase". Por el contrario, la familia del condenado se empeñó en protegerlo y humanizarlo, insistiendo en que no racista.
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