Varios medios de comunicación oficiales de China han difundido que ese país podría hundir portaviones con su nuevo misil hipersónico DF-17 horas después de que buques de guerra de la Armada de EE.UU. y la Marina de Reino Unido navegaran juntos por el mar de la China Meridional, pero el analista Kyle Mizokami pone en tela de juicio esa posibilidad en la revista estadounidense Popular Mechanics.
Resulta casi seguro que Pekín posee esos proyectiles superficie-superficie capaces de llevar una ojiva nuclear, pero este autor duda que puedan localizar y hundir una de esas naves, que sea "imposible" que una "defensa de misiles occidental" los rastree o intercepte y que puedan atacar "cualquier objetivo en el mundo en una hora", como se informó desde territorio chino.
¿Cómo es este misil?
Los misiles balísticos tradicionales impulsan sus ojivas en el espacio y recorren trayectorias balísticas calculadas antes de impactar contra sus objetivos.
Sin embargo, el DF-17 y otras armas hipersónicas no llegan a entrar en el espacio sino que, cuando alcanzan altitudes muy altas aún dentro de la atmósfera de la Tierra, descienden hacia sus objetivos a velocidades superiores a Mach 5, una circunstancia que complica enormemente su interceptación.
La localización resulta clave
Mizokami estima que las opciones de que los DF-17 hundan un gran buque de EE.UU. dependerán de la capacidad del Ejército chino: "China tendría que encontrar y, luego, rastrear un portaviones en el inmenso océano Pacífico".
Para lograr su objetivo, Pekín necesitaría una agrupación de buques militares, satélites y aviones apoyados por comunicaciones seguras, pero Washington contaría con recursos similares para colocar "una burbuja protectora alrededor del portaviones", bloquearía las señales ajenas y se defendería de cualquier unidad enemiga que se acercara a esa gran nave.