El desfile de camionetas blindadas comenzó el viernes por la mañana: el personal "no esencial" de la embajada de EE.UU. en Caracas inició el desalojo de la sede diplomática después que el presidente Nicolás Maduro les diera un plazo de 72 horas para salir de Venezuela.
La orden se produjo luego de que el Gobierno de Donald Trump decidiera desconocer el mandato de Maduro, juramentado para un segundo período presidencial tras ganar los comicios en mayo de 2018, y optara por reconocer como mandatario "legítimo" al jefe de la Asamblea Nacional (AN), el diputado opositor Juan Guaidó.
Sin embargo, el asunto no concluye allí. Parte del personal diplomático tiene la orden de permanecer en Caracas. "Se van a declarar en rebeldía y se van a atrincherar con un grupo menor de funcionarios", advierte a RT una fuente de la Cancillería venezolana. Ante ese escenario, ¿qué puede pasar?
Golpe "mediático"
Para la analista Angerlin Rangel, la situación en Venezuela es atípica. Si bien el Gobierno de Trump ha reconocido a Guaidó como "presidente legítimo", lo cierto es que el poder lo ejerce Maduro, quien controla la Fuerza Armada y, además, es el que puede garantizar la seguridad del personal diplomático en Caracas.
"Lo ocurrido en Venezuela ya muchos lo han calificado como un golpe de Estado mediático, pues básicamente es a través de las redes sociales que se ha tejido todo el escenario de ruptura del hilo constitucional", explica. Por otra parte, la postura del Ministerio de Defensa en apoyo a Maduro "demuestra la imposibilidad inmediata de materializar la ruptura institucional militar".
Sin estos elementos, Rangel estima que es más difícil gestar un golpe de Estado con todas sus letras. Pero, a contramano, un conflicto con la embajada estadounidense sí podría convertirse en detonante para una confrontación: "Cualquier paso que Venezuela dé en falso en ese sentido constituiría un elemento a favor de los intereses de Washington".
Este sábado, en medio de al reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU), el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, aludió a la situación de su embajada en Caracas con una frase: "No nos pongan a prueba, vamos a defender a nuestra gente".
Peligro latente
El diplomático e internacionalista Iván Chataing considera que el artículo 9 de la Convención de Viena establece que en cualquier momento y sin explicar motivo de decisión, cualquier Estado puede declarar persona 'non grata' a funcionarios del país emisor.
Sin embargo, aunque Maduro ordenó la expulsión, el Washington ha desconocido su "autoridad legal" para declarar persona 'non grata' al personal diplomático estadounidense. Esa situación, destaca Chataing, implica que los funcionarios que no desalojen la embajada en Caracas "dejarán de ser susceptibles, al menos, a la protección del Estado venezolano".
"¿Qué sucede si después de romper relaciones y cumplir el paso para que salgas del territorio, no te vas? Pues, simplemente, como personal diplomático dejas de ser protegido por las inmunidades y privilegios que te garantiza la Convención de Viena".
Por esa razón, el llamado de Maduro el jueves fue enfático: "Yo le digo al Departamento de Estado, con racionalidad, con sensatez, en base al derecho internacional: ustedes tienen que cumplir la orden".
Guaidó, por su parte, a través de su cuenta de Twitter, pidió a todas las misiones diplomáticas permanecer en territorio venezolano y desconocer "cualquier orden o disposición" que contradiga su petición. La cuestión es que, al no tener el control de los organismos de orden público, el autoproclamado "presidente encargado" no está en la capacidad de garantizar la seguridad de los funcionarios de ninguna embajada.
¿'Casus belli'?
La eventual desprotección en que podrían quedar los funcionarios estadounidenses que no acaten el llamado a desalojar la embajada, por la insistencia del Gobierno de Trump en desconocer a Maduro, pone sobre la mesa el riesgo de una reedición de la situación que se vivió en 1979 en la Embajada de EE.UU. en Irán.
En esa oportunidad, un grupo de estudiantes iraníes procedió a la toma de la misión diplomática estadounidense, lo que desembocó en lo que se conoce como la 'Crisis de los rehenes'. No obstante, tanto Chataing como Rangel estiman que esa situación es hoy inviable, al menos, en el caso venezolano.
"Creo que si algún funcionario se queda, el Estado seguiría ofreciéndole la custodia para evitar cualquier escenario que pudiera justificar una intervención", sostiene Rangel. Para Chataing, por su parte, la gravedad de la situación es lo que está en el sustrato del "desconocimiento" de EE.UU. a Maduro, porque inaugura una "nueva doctrina" para los golpes de Estado.
"Antes −precisa el diplomático−, EE.UU. ignoraba el derecho internacional para aplicar la fuerza, para invadir, para bombardear. Ahora, de manera inédita, lo hace para derrocar gobiernos directamente mediante esa figura del 'desconocimiento'. El éxito de ese paso significaría un riesgo importante para el resto del mundo porque, en adelante, cualquier factor político con el suficiente 'apoyo internacional', aun sin votos, podría cambiar a presidentes legítimos por aliados a los intereses de Washington".
Nazareth Balbás
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