Los miembros de la tripulación de la Estación Espacial Internacional (EEI) tampoco se libran de conflictos a causa de la irritación que puede causar la convivencia en un lugar limitado, aunque esos desencuentros son escasos, ha relatado el cosmonauta Oleg Artémiev en una entrevista a la agencia RIA Novosti.
Este hombre, que ha estado en la EEI dos veces y cuya última expedición duró más de seis meses —del 23 de marzo al 4 de octubre de 2018—, compara esta experiencia con los viajes en trenes rusos que pueden durar varios días. Por ejemplo, en el ferrocarril Transiberiano que lleva de Moscú a Vladivostok (Lejano Oriente de Rusia) los pasajeros comparten estancia durante una semana.
"Si uno va, por ejemplo, a Vladivostok, pasará siete días en el mismo compartimento con una persona que ve por primera vez en su vida... Al cuarto o quinto día le molestarán no solo algunos de sus hábitos, sino cómo se comporta, se peina, se mira al espejo... En la EEI sucede algo parecido, por supuesto", ha confesado Artémiev.
En cualquier caso, no observó situaciones de ese tipo durante su último vuelo, que fue "como unas vacaciones". De hecho, en una nave espacial tan grande como la EEI —3.000 metros cúbicos— siempre hay lugar para esconderse si uno se siente "sobrecargado".
Finalmente, Oleg Artémiev ha revelado que si un cosmonauta trabaja todo el día en un mismo módulo puede que no se cruce con ninguno de sus colegas.
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