Arabia Saudita busca atraer más de 425.000 millones de dólares en inversiones para emprender un gran programa de infraestructura para diversificar las fuentes de ingresos, empoderar al sector privado y convertirlo en el principal motor del crecimiento económico. De acuerdo a declaraciones del ministro de Energía, Khalid Al-Falih, ofrecidas a Bloomberg este sábado, el reino pretende romper con la dependencia petrolera a través de esta iniciativa.
Las inversiones se destinarían a la construcción de ferrocarriles, aeropuertos y proyectos industriales para el año 2030. "Es bastante ambicioso, pero tenemos más de 10 años, así que hay tiempo para hacerlo", agregó Al-Falih e informó que este lunes el príncipe Mohammed Bin Salman presentará más detalles al respecto.
Tras el anuncio previsto por el príncipe heredero, quien asumió el liderazgo del país en 2017, el mayor exportador de petróleo del mundo estaría listo para firmar alrededor de 70 acuerdos para poner en marcha proyectos que se encuentran "listos para las negociaciones".
El programa también prevé planes energéticos para hacer una reestructuración del sector, proyectos mineros, nuevas iniciativas que van desde la industria aeroespacial hasta la biomedicina, e incluso en proyectos en el área de defensa para atraer tecnología y manufactura a Arabia Saudita, declaró el ministro.
Según Bloomberg, el país de Medio Oriente "pondrá a prueba la fe de los inversores después de que el asesinato del periodista Jamal Khashoggi provocara una protesta global". Sin embargo, con esta idea se espera la contribución de 320.000 millones de dólares a la economía saudí para el año 2030, equivalente a casi la mitad del producto interno bruto del país el año pasado.
De acuerdo al último informe de competitividad global del Foro Económico Mundial, Arabia Saudita se ubicó en el puesto número 40 en el índice de calificación de infraestructura moderna entre 140 países evaluados.