Desde que desapareció el avión en el que viajaban Amelia Earhart y su navegante el 2 de julio de 1937 ninguna de las investigaciones que se han realizado para encontrar certezas ha tenido frutos, pero en agosto del año pasado unos buzos hallaron restos que podrían pertenecer a esa aeronave en aguas cercanas a Papúa Nueva Guinea, a unos 30 metros de profundidad.
Tras recorrer las profundidades próximas a la isla de Buka, en el océano Pacífico, esas personas encontraron un trozo de vidrio que podría haber formado parte de las luces de aterrizaje y "comparte algunas consistencias" con el Lockheed Electra 10E en el que se desplazaban la primera aviadora en cruzar el Atlántico en solitario y Fred Noonan.
Bill Snavely, director del proyecto Blue Angel que desarrolla esta investigación de manera oficial, asegura que el lugar "estaba directamente" en la ruta de Earhart y Nooman, "un área que que nadie investigó tras su desaparición".
Además, la aventurera habría encargado que a ese aparato le realizaran "modificaciones específicas" y parece que los especialistas descubrieron algunas de esas variaciones en los restos que encontraron, nos hace creer que "es muy probable que esto sea real", agregó Jill Meyers, gerente de relaciones públicas de Blue Angel.
Los integrantes de esta iniciativa planean realizar una nueva expedición a la zona de Buka con expertos y equipos adicionales de alta tecnología submarina.
Para llevar a cabo esa iniciativa, a mediados de este enero abrieron una solicitud de micromecenazgo en el sitio web GoFundMe con la intención de recaudar los 200.000 dólares que estiman necesarios.