El Parlamento británico ha realizado una votación este martes sobre una serie de enmiendas al denominado plan B del Brexit, presentado días atrás por la primera ministra, Theresa May. En total, siete cambios propuestos prometían afectar significativamente la forma en que Reino Unido saldría de la Unión Europea.
- Los primeros resultados de la votación arrojaron que la denominada enmienda A, presentada por el líder opositor Jeremy Corbyn para descartar la posibilidad de un Brexit sin acuerdo y mantener una unión aduanera permanente con la UE, ha sido rechazada por los legisladores.
- Posteriormente, la enmienda O, que conllevaría una solicitud de extensión del artículo 50 del Tratado de Lisboa —que otorga a cualquier Estado miembro de la UE el derecho a abandonar el bloque unilateralmente—, igualmente ha obtenido el voto negativo de los parlamentarios.
- La enmienda G, por su parte, pretende dar a los legisladores la oportunidad de discutir sus propias propuestas de salida de la UE entre febrero y marzo. Ese cambio también ha sido rechazado por los legisladores.
- La enmienda B, que busca poner bajo el control del Parlamento el proceso del Brexit —y potencialmente prolongarlo—, así como extender el artículo 50, no ha sido aceptada en Westminster.
- La enmienda J propone solicitar la extensión de esa legislación si el Brexit no logra el visto bueno del Parlamento para el 26 de febrero. Ese cambio tampoco ha sido aprobado por los parlamentarios.
- La enmienda I, que no permitiría la opción de abandonar la UE sin acuerdo, ha sido aceptada con 318 votos sobre 310 en contra.
- Por último, la enmienda N, que solicita un reemplazo del sistema de salvaguarda para evitar una 'frontera dura' entre el territorio británico de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, país de la UE, ha sido aceptada con una mayoría de 317 frente a 301 votos en contra.
"Negociarlos no será fácil"
En declaraciones posteriores a la votación, May ha indicado que "ahora queda claro que existe una ruta que puede asegurar una sustancial y sostenible mayoría" en el Parlamento para abandonar la UE con un acuerdo.
"Estoy de acuerdo en que no deberíamos salir [de la UE] sin acuerdo. Sin embargo, simplemente oponerse a una salida sin acuerdo no es suficiente para detenerla", aseveró la primera ministra, subrayando que "hay un apetito limitado" en la UE para acceder a estos cambios, y "negociarlos no será fácil".
"Tomaremos ahora este mandato y buscaremos obtener cambios legalmente vinculantes al acuerdo de salida [que garanticen] que no se retornará a una 'frontera dura' entre Irlanda del Norte e Irlanda", afirmó May.
"Mensaje claro"
Theresa May había empezado el debate parlamentario de este martes con la intención explícita de enviar un "mensaje claro" a la Unión Europea, tras el fracaso de su propuesta de acuerdo para el Brexit en la Cámara de los Comunes, que fue rechazada el pasado 15 de enero por 432 votos en contra frente a 202 a favor.
Aquel batacazo –que ya se consideraba previsible varios días antes– trajo como consecuencia inmediata una moción de censura presentada por el líder laborista Jeremy Corbyn al día siguiente, que la primera ministra resistió y de la que salió relativamente fortalecida. "La Cámara de los Comunes ha puesto su confianza en este Gobierno", sentenció May entonces, y se declaró desde ese momento dispuesta a trabajar con los líderes de la oposición en su nuevo plan para el Brexit.
Para ello, ha sido necesario debatir y votar las diferentes enmiendas propuestas por el Parlamento este martes. "Esta no es la semana de la decisión final, sino una oportunidad para que los parlamentarios expresen sus puntos de vista", explicaba al respecto el ministro de la oficina del Gabinete, David Lidington.
¿No más negociaciones?
Por su parte, los líderes de la Unión Europea, que lamentaron hace dos semanas el rechazo de un acuerdo de salida que consideraban "el mejor posible" y "la única forma de garantizar una retirada ordenada del Reino Unido de la UE", siguen reacios a reabrir las negociaciones. Aun así, es muy probable que reciban esta semana una visita de Theresa May, que intentará presentar lo acordado este martes en Westminster para conseguir un nuevo texto capaz de reunir apoyo parlamentario suficiente.