Las tres pandemias consideradas como las mayores amenazas conocidas para el ser humano y el planeta no son peligros separados y desconectados, sino manifestaciones de una única amenaza común, según se desprende de un estudio elaborado durante tres años por un grupo multinacional de más de 40 científicos.
El reporte, publicado en la revista médica británica The Lancet, hace hincapié en que la obesidad y la desnutrición, aparentemente opuestos, son en realidad producto de los mismos sistemas alimentarios poco saludables que predominan en el mundo, y aclara que ambos se encuentran íntimamente ligados al cambio climático.
De acuerdo con Boyd Swinburn, copresidente de la Comisión Lancet sobre la Obesidad y coautor del estudio, esto corresponde a una sindemia: pandemias que interactúan en el tiempo y el espacio y que son exacerbadas por factores sociales o económicos.
"La malnutrición en todas sus formas [alimentación insuficiente, excesiva o mal equilibrada] es por mucho la mayor causa de problemas de salud y muerte prematura en el mundo y en cada país [...] y la sindemia global es el desafío primordial del siglo XXI para los seres humanos, el medio ambiente y el planeta", afirmó Swinburn.
William Dietz, también copresidente de esa comisión y coautor del reporte, precisa que la malnutrición se interconecta con el cambio climático a través de la producción de alimentos.
"La producción de carne genera muchos gases de efecto invernadero, lo que incrementa el cambio climático y los eventos meteorológicos catastróficos en el mundo en desarrollo. Esto perjudica la producción agrícola y contribuye a la desnutrición", asevera Dietz.
La detección de este vínculo con la desnutrición, no obstante, fue solo posible gracias al estudio de la obesidad: los expertos notaron que ningún país ha logrado revertir exitosamente la epidemia de la alimentación excesiva, por lo que decidieron ampliar su rango de visión y considerar otros factores.
Seguidamente, los investigadores encontraron que cualquier esfuerzo gubernamental para reducir la obesidad terminaba en fracaso no solo por falta de voluntad política e inacción popular, sino también por una fuerte influencia de lo que definieron como 'La Gran Comida'.
En concreto, se detectó que la industria alimenticia, respaldada por una economía política enfocada únicamente en el crecimiento económico y sin prestar atención a la salud global, utiliza su poder de la misma forma en que tradicionalmente lo hacía la industria del tabaco, pero con la diferencia de que 'La Gran Comida' aún puede influenciar la formulación de políticas gubernamentales de forma directa.
En este marco, el reporte apunta a que la obesidad, la desnutrición y el cambio climático no serán mitigados hasta que los líderes mundiales muestren mano dura contra los intereses comerciales de la poderosa industria alimentaria global, prohibiendo su participación en la elaboración de políticas, rediseñando la forma en que la industria recibe incentivos económicos y apoyando movimientos sociales para hacer un cambio.
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