La alemana Leonora, de 19 años, hace cuatro años dejó su país natal y viajó a Siria para unirse al Estado Islámico. Ahora confiesa que quiere regresar a casa. A los 15 años se convirtió al islam y viajó al país árabe, donde llegó a ser la tercera esposa del yihadista alemán Martin Lemke. Leonora asegura que su marido trabajó como técnico para el grupo terrorista, al tiempo que la prensa alemana lo caracterizaba como una figura influyente entre los yihadistas extranjeros en Siria.
Durante ese periodo fue ama de casa y vivió una vida bastante "fácil" en Raqa antes de que las Fuerzas Democráticas Sirias bajo el mando kurdo conquistaran la ciudad en 2017. "Empezamos a cambiar de casa cada semana, ya que cada semana perdían una ciudad", relató a la agencia AFP Leonora, madre de dos hijos, uno de ellos de tan solo dos semanas de edad.
Ante los ataques y el avance del enemigo, muchos combatientes del Estado Islámico abandonaban a sus mujeres y niños "solos, sin comida", en "una ciudad vacía". Leonora y su familia terminaron en un pequeño terreno en las orillas orientales del Éufrates, en la provincia de Deir ez Zor, y finalmente decidieron huir al territorio bajo el control de las Fuerzas Democráticas Sirias. Este jueves, las fuerzas respaldadas por EE.UU. detuvieron a Lemke.
Ahora Leonora se encuentra cerca de la localidad siria de Baghuz, en la frontera iraquí, junto con sus hijos y miles de otras personas que también huyeron de los últimos bastiones controlados por terroristas en el país. "Quiero volver a Alemania con mi familia, porque quiero recuperar mi antigua vida. Ahora sé que fue un gran, gran error", confiesa.
La coalición liderada por EE.UU. bombardea con regularidad las regiones rurales de Deir ez Zor para apoyar a las Fuerzas Democráticas Sirias. El mes pasado, Washington afirmó haber iniciado su retirada de tropas de Siria después de que el presidente Donald Trump diera por derrotado al EI en diciembre de 2018.
Cientos de combatientes extranjeros que formaron parte del EI permanecen detenidos, mientras que sus esposas e hijos se encuentran en campos de desplazados. Pese a que las autoridades kurdas instaron a los países occidentales a extraditar a sus nacionales, estos se muestran reacios.