Un nuevo estudio liderado por Ming Tang, geocientífico de la Universidad Rice (EE.UU.), sugiere que la corteza terrestre se formó muy profundamente por debajo de los grandes arcos continentales montañosos, como por ejemplo los Andes. El estudio correspondiente fue publicado en la revista Nature Communications.
"Si nuestras conclusiones son correctas, cada pedazo de tierra en el que estamos sentados tiene su inicio en algún lugar como los Andes o el Tíbet, con superficies muy montañosas", afirmó al respecto Ming Tang, citado por el portal Science Daily. "Hoy en día, la mayoría de los lugares son planos porque se trata de la etapa estable de la corteza continental. Pero lo que encontramos fue que cuando la corteza se formó, tuvo que comenzar con los procesos de construcción de montañas", agregó.
Los investigadores afirman que para entender cómo exactamente se formaron los continentes y de qué manera crecieron al punto de cubrir el 30 % del planeta, hay que prestar atención a dos elementos químicos 'gemelos', que están entre los más raros en nuestro planeta: niobio y tantalio. "Tienen propiedades químicas muy similares y se comportan de manera casi idéntica en la mayoría de los procesos geológicos", explicó Tang.
El científico observó al respecto que "en promedio, las rocas en la corteza continental tienen aproximadamente un 20 % menos de niobio del que deberían, en comparación con las que vemos en cualquier otro lugar", y que el misterio de la formación de continentes podría ser resulto con el hallazgo del "niobio perdido".
Y parece que los investigadores hallaron una explicación a este fenómeno. Tang y su equipo descubrieron que a temperaturas superiores a 1.000 grados Celsius, el mineral conocido como rutilo retiene sus proporciones normales entre tantalio y niobio. Sin embargo, cuando las temperaturas caen por debajo de esa cifra, el mineral empieza a 'preferir' el niobio. Y, según Tang, el único lugar conocido con este conjunto de condiciones se encuentra debajo de los arcos continentales, como los Andes.
El autor del estudio subrayó la importancia de su hallazgo, afirmando que dichos arcos son los "componentes básicos de los continentes" y que son "como un sistema mágico que une todo, desde el clima y las concentraciones de oxígeno en la atmósfera hasta los depósitos de mineral".