Una nueva investigación llevada a cabo por un grupo de investigadores del Northland College (Wisconsin, EE.UU) ha descubierto recientemente que las tres especies de ardilla voladora del continente —la ardilla voladora del norte, la del sur, y la de Humboldt— emiten un resplandor rosaal ser irradiadas con luz de tipo ultravioleta.
El descubrimiento fue accidental. Jon Martin —biólogo y profesor asociado del Northern College— salió una noche a su jardín con una linterna de luz ultravioleta en busca de líquenes, hongos y demás especies fluorescentes, cuando se percató de que lo que había en un comedero para aves era una ardilla voladora. Al acercarse y apuntarle con la linterna, esta resplandecía con un fuerte color rosa.
Tras haber estudiado alrededor de 100 especímenes de ardilla voladora —pertenecientes tanto al Museo de Ciencias de Minnesota como al Museo Field de Chicago— descubrieron que la fluorescencia estaba presente en todas ellas excepto una. El estudio, publicado el pasado 23 de enero en la revista Journal of Mammalogy, concluye que la fluorescencia rosa puede apreciarse en el género de las Glaucomys —las ardillas voladoras de Norteamérica— "del siglo XIX al XXI, de Guatemala a Canadá, en machos y hembras, y en especímenes recogidos en todas las estaciones", explica Paula Anich, también profesora asociada del Northland College y una de las integrantes del equipo investigador.
Pese a que también se investigaron otras especies de ardillas no voladoras —como la roja americana o la ardilla gris—, los resultados demostraron que la fluorescencia es un rasgo presente exclusivamente en las voladoras.
Aunque las razones de este fenómeno se desconocen, el equipo de científicos plantea dos hipótesis principales. "Podrían comunicarse con otros miembros de su misma especie mostrando su fluorescencia, o con fines de cortejo sexual", explica Allison Kohler, una estudiante de posgrado de la Universidad de Texas A&M (Texas, EE.UU) que forma parte del equipo de investigación. "La otra hipótesis es que usen dicha fluorescencia como una defensa contra los depredadores [...], confundiéndose con el entorno saturado de luz ultravioleta".
Los entornos oscuros presentan un índice ultravioleta relativamente alto, por lo que la visión dentro de ese espectro lumínico es de notable importancia para los animales nocturnos. Este es uno de los motivos por los que Anich considera que esta capacidad puede tener fines comunicativos. Además, las tres especies de ardilla voladora norteamericana estudiadas se encuentran distribuidas por zonas geográficas en que el paisaje nevado está presente, de ahí que esta característica "podría ser más visible o perceptible con nieve, debido a la alta tasa de reflectancia ultravioleta" de la misma. "Si este rasgo está implicado en la comunicación animal, la nieve podría potenciarlo", afirma Anich.
Los únicos mamíferos fluorescentes conocidos hasta el momento —exceptuando los del reciente hallazgo— son las zarigüeyas. A pesar de no estar emparentadas evolutivamente con las ardillas voladoras, guardan un rasgo en común: son animales nocturno-crepusculares, al contrario que el resto de ardillas, de hábitos diurnos.
Este experimento "podría ayudar en la conservación de esta u otras especies, así como en el campo de la gestión de la fauna salvaje", aseguró Kohler. "Cuanto más sepamos sobre las especies, más podremos entenderlas y ayudarlas. Esto —en referencia al descubrimiento— abre una nueva puerta hacia el reino de la comunicación nocturno-crepuscular en los animales".