El Ministerio de Defensa de Rusia ha rechazado "categóricamente" este jueves "las acusaciones infundadas" de EE.UU. sobre la supuesta violación por parte de Moscú de sus obligaciones bajo el Tratado sobre Misiles de Alcance Medio y Corto (INF, por sus siglas en inglés), y ha llamado la atención sobre las "violaciones reales" de este acuerdo cometidas por parte de Washington.
El portavoz del departamento militar, Ígor Konashénkov, ha subrayado en un comunicado que EE.UU. "no ha proporcionado ninguna prueba" para apoyar sus acusaciones.
"Al mismo tiempo, EE.UU. no ha tomado las medidas necesarias para eliminar las infracciones de sus propias obligaciones en virtud del Tratado", denunció el vocero, enfantizando que Washington "viene llevando a cabo una violación real de los requisitos del Tratado INF y, de hecho, creó las condiciones para la producción de misiles prohibidos por este acuerdo".
Por lo tanto, el Ministerio de Defensa de Rusia "invita a la parte estadounidense, antes de que el Tratado INF deje de estar en vigor, a tomar las medidas necesarias para volver a cumplir" con la letra del acuerdo "de una forma estricta". Para ello Washington debe destruir:
- las plataformas de lanzamiento universales Mk-41, desplegadas en tierra y desarrolladas para lanzar misiles de crucero Tomahawk;
- los misiles objetivo, similares en sus características a los misiles balísticos terrestres de corto y medio alcance;
- los drones de ataque, que por sus características entran en la definición del término 'misil de crucero con base en tierra', incluidos en el Tratado.
El departamento "ha convocado al agregado militar de la Embajada estadounidense en Moscú para entregarle esta nota", concluye Konashénkov.
Desde el pasado 2 de febrero, EE.UU. suspende sus obligaciones en el marco del INF. El proceso de retirada del acuerdo se completará en seis meses, "a menos que Rusia vuelva a cumplir con sus normas y destruya todos los misiles, lanzadores y equipos asociados que lo están violando", reza el comunicado difundido por el presidente estadounidense Donald Trump. Como respuesta, Moscú también suspendió su participación en el tratado y exigió pruebas por parte de Washington de la presunta violación rusa del acuerdo.