Días después de la marcha multitudinaria en Ciudad de México contra los intentos de secuestro, desapariciones y feminicidios, las autoridades comienzan a emprender algunas acciones para hacer frente a esta ola de violencia contra las mujeres en el sistema de transporte Metro y sus alrededores.
Hace poco más de una semana se volvió viral un mapa que mostraba las líneas y estaciones del transporte subterráneo donde se registraron intentos de secuestros a mujeres. La característica distintiva era que las estaciones más peligrosas estaban marcadas con 48 puntos, algunas más de una vez: los verdes señalaban los incidentes ocurridos en 2018, y los de color rojo —que suman al menos 32— detallan los intentos de secuestro registrados en lo que va de año.
La iniciativa fue de una joven feminista que advirtió que denuncias similares se repetían en su muro de Facebook: chicas jóvenes que acusaban las formas en que habían intentado secuestrarlas, que las siguieron, o cómo las agarraron e intentaron subirlas en autos mientras usaban el sistema de transporte subterráneo.
Una campaña viral
"El mapa solo era para que me hicieran saber si tenían conocimiento de más casos. Al final creo que la preocupación fue tanta, que me pidieron hacerlo público para compartirlo con sus conocidas, y así fue que se viralizó", cuenta la autora en diálogo con este medio. Después, empezó a recibir directamente más testimonios.
Al compartir su hallazgo en grupos de mujeres, ellas le pidieron que hiciera público el mapa para advertirles a otras. Los medios lo retomaron y los colectivos feministas organizaron las marchas para darle mayor visibilidad al problema.
Aunque la solidaridad fue mayoritaria, un grupo criticó a las víctimas por la falta de denuncias oficiales ante el Ministerio Público. No obstante, muchas de ellas relataron el estado de shock y miedo que les impedía formalizar la acusación, mientras que otras expusieron las dificultades para que las autoridades les atendieran y tomaran en serio.
El patrón del agresor
La creadora del mapa explica que hay varios patrones que han observado en los casos denunciados: "Los atacantes suelen decir cosas para dar a entender que tienen una relación con la víctima, las mujeres y testigos también mencionan autos compactos de color blanco, negro y gris y camionetas tipo van color blanco y negro, sin placas", detalla.
El principal horario de las agresiones es entre las 2:00 y las 3:00 de la tarde; y la mayoría de los atacantes son hombres jóvenes, entre 20 y 40 años.
El Metro de la Ciudad de México anunció el pasado 29 de enero, a través de Twitter, que en ninguna de las 195 estaciones había registro y que faltaban las denuncias. Pero esta semana, la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJCDMX) cuenta con 11 carpetas de investigación abiertas y 84 testimonios de la sociedad civil entregados a la Procuradora, Ernestina Godoy.
Entre las acciones que destacan del plan de Claudia Sheinbaum, Jefa de gobierno de la capital mexicana, está la instalación de ministerios públicos móviles en 5 estaciones de Metro (Coyoacán, Mixcoac, Martín Carrera, Tacubaya y UAM Iztapalapa) con atención de personal femenino y mujeres abogadas; el aumento de la vigilancia policial; la puesta en disposición de una línea telefónica para recibir denuncias que serán comunicadas a la Procuraduría General de la Ciudad de México. Además, se activó el número de atención del Consejo Ciudadano con este fin (55) 5533-5533.
Detenidos
Hasta ahora, solo se ha reportado un detenido vinculado a proceso por secuestro, robo agravado y tentativa de privación de la libertad, y se tiene el retrato hablado de otro sospechoso.
¿Es esto suficiente? Quizá no. Hay una escalada de violencia contra las mujeres que no responde a la lógica de otros tipos de inseguridad social o de delincuencia. Para las víctimas, lo más preocupante es que las situaciones de acoso y violencia se presentan en lugares supuestamente vigilados y con mucha afluencia de público.
Con las cámaras de vigilancia y personal de seguridad, debería ser un hecho que cualquiera que ataque a una mujer pueda ser identificado y detenido. Sin embargo, en los perpetradores existe una actitud de confianza, gracias a la impunidad. En este caso, más que en ningún otro, es el sistema patriarcal el que impide que las mujeres estén libres y seguras en los espacios públicos.
En redes abundan los testimonios de las que se salvaron, pero queda preguntarse cuántas están desaparecidas y cuántos asesinatos de mujeres están relacionados con este 'modus operandi'. En la capital mexicana, más allá de la empatía de mujeres al frente del cargos importantes (una jefa de gobierno, una procuradora), esta expresión del sistema patriarcal va más de las políticas reactivas y requiere de verdadera transformación cultural que condene socialmente el acoso callejero y el abuso sexual.
Las mujeres han tenido que inventar sus propias redes, sus propias defensas (circula en internet una receta casera de gas pimienta), sus grupos de defensa personal, pulseras moradas, estrategias de apoyo, es decir, sus propios resguardos; pero la respuesta más eficaz debe ser colectiva porque hoy, en México, el peligro para ellas persiste.
Magda Coss
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