Australia investiga más de 100 casos de matrimonio infantil forzado que, según la Policía Federal Australiana, podrían involucrar a varios menores entre los seis y los siete años, según han informado medios locales.
Una investigación iniciada en 2017 por el canal Seven News ha revelado que hasta el momento se han registrado al menos 171 casos. Por lo general suelen ser niñas las más afectadas.
Youth Law Australia (YLA), un centro para la protección de los derechos de niños y jóvenes, asegura que este delito se ha presentado en todos los estados y territorios del país. Por desgracia, no existe información sobre el número de pequeños nacidos en la nación y llevados al extranjero, donde son obligados a casarse y difícilmente regresan.
Según una ley australiana de 1961, el matrimonio forzado con una persona menor de 18 años es un delito punible hasta con siete años de prisión.
La punta del iceberg
Los expertos advierten que las cifras hasta el momento conocidas podría representar solo la punta del iceberg.
De acuerdo con Matthew Keeley, director de YLA, las niñas que se ven obligadas a casarse a menudo tienen demasiado miedo como para buscar ayudar o alertar a las autoridades. Además, temen por las consecuencias dentro de su familia o su comunidad si intentan escapar y que sus padres sean arrestados. Esta situación hace que el número real de matrimonios de este tipo pueda ser mucho mayor.
No obstante, Keeley asegura que la organización ha logrado rescatar a niños a punto de ser trasladados a otros países. En muchos casos, y como último recurso, aconsejan a las víctimas potenciales gritar y hacerse notar en los aeropuertos para atraer la atención de las autoridades.
Casos escalofriantes
Sarah, una estudiante de 16 años, recurrió a un consejero escolar debido a que sus padres le habían organizado un matrimonio en el extranjero. La adolescente logró defender su derecho a permanecer en el país y a no ser expulsada por su familia solo a través de los tribunales.
Serena, de 15 años, intentó suicidarse cuando sus padres la obligaron a casarse con un pariente anciano en otro país. Los padres de Serena planeaban casarla con un pariente en el extranjero para "proporcionarle un marido para protegerla y preservar los lazos familiares".
En otro caso, una menor llamada Sophie apeló a la embajada australiana en otro país, asegurando que había contraído matrimonio con un hombre por la fuerza al llegar y luego le habían quitado su pasaporte. Pero debido a que era menor de edad, los oficiales consulares le dijeron que no podían otorgarle un nuevo pasaporte sin el consentimiento de sus padres. Finalmente, solo pudo reunirse con su madre en Australia cuando una organización especializada se involucró.