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¿Pueden las oraciones curar o son absolutamente ineficaces contra las enfermedades?

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De vez en cuando, en los medios de comunicación aparecen historias sobre alguna recuperación sorprendente gracias a prácticas religiosas, pero varios estudios cuestionan su eficacia.
¿Pueden las oraciones curar o son absolutamente ineficaces contra las enfermedades?

Durante decenas de años han tratado los científicos de determinar si las oraciones y la religión son capaces de afectar nuestra salud. Algunos estudios indican que una fuerte fe puede tener efectos físicos y mentales positivos en la salud de la gente y, en particular, curar enfermedades.

No obstante, otras investigaciones han puesto de manifiesto que las oraciones no pueden producir efecto alguno, e incluso, que a veces tienen un impacto negativo.

Casos de mejoramiento sorprendente

De vez en cuando, en los medios de comunicación aparecen  historias de alguna recuperación sorprendente de personas que padecían de enfermedades incurables, y que dejaron perplejos a los especialistas.

El año pasado se hizo público el caso de Paul Wood, residente de la ciudad de Lodi (California, EE.UU.), que había sido diagnosticado con un tumor cerebral maligno y se curó inexplicablemente sin ningún tratamiento médico. Un día antes de la cirugía programada para extirparle el tumor, esa intervención fue cancelada porque la neoplasia había desaparecido.

Mientras que los médicos quedaron desconcertados por su caso, Wood aseguró que la curación fue posible gracias a su fe y a las oraciones que muchas personas hicieron a su favor.

Esta historia es solo una de varias que han sido divulgadas en los últimos años. Sin embargo, hasta el momento los especialistas no han logrado llegar a una conclusión común sobre el posible efecto de las oraciones en la curación de enfermedades.

Efectos positivos

Marilyn Schlitz, de la Universidad de Harvard, cuyas palabras recoge Fox News, indicó que existen "relaciones positivas entre la práctica religiosa y espiritual y los efectos en la salud, en una variedad de condiciones diferentes". En ese contexto, afirmó que durante un estudio que analizaba el efecto de las oraciones, los grupos que recurrieron a las prácticas religiosas "tuvieron estadísticamente mejoras significativas".

De igual modo, un estudio que se llevó a cabo a finales del siglo pasado demostró que algunas personas por las que otros estaban rezando, y a pesar de no lo sabían, se recuperaron más rápidamente de ciertas enfermedades coronarias.

Además, una investigación indicó que las oraciones también produjeron efecto positivo en el proceso de fecundación in vitro, al punto de que el grupo de mujeres por las que estaban rezando tenía casi el doble de probabilidades de quedar embarazadas que las pacientes en cuyo tratamiento no se utilizaban oraciones (50 % contra 26 %).

Consecuencias negativas

A pesar de dichos casos, otros estudios han mostrado resultados completamente diferentes. En el marco de una investigación publicada en la revista American Heart Journal, 1.802 pacientes que se recuperaban tras una cirugía de baipás coronario fueron divididos en tres grupos: en el primero, no sabían que otras personas rezaban por ellas; por los miembros del segundo grupo nadie rezó, cosa que ellos sabían; y los integrantes del tercer grupo recibieron oraciones y así lo supieron. El estudio mostró que las complicaciones aparecían con mayor frecuencia en el tercer grupo (59 %). Entre tanto, los pacientes de los dos primeros grupos sufrieron complicaciones en 52 % y 51 % de los casos, respectivamente.

Al mismo tiempo, los autores de otro estudio, que investigaban el efecto de las oraciones y la visualización positiva durante el tratamiento de las enfermedades de riñón, llegaron a la conclusión de que ambos métodos "aparentemente no son tratamientos efectivos".

A pesar de la falta de una opinión consensuada entre los especialistas sobre la eficacia de las oraciones en la lucha contra las enfermedades, varios de ellos afirman que las prácticas religiosas, especialmente cuando la gente reza por otros, tiene un efecto positivo en su salud mental. "La compasión que la gente muestra hacia otros cuando reza por ellos, es algo que es bueno para la persona que está rezando", precisó al portal Healthline el director del Centro de Espiritualidad, Teología y Salud de la Universidad Duke (EE.UU.), Harold Koenig.

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