La expedición 'Blue Hole Belize 2018' ha cumplido con su objetivo de sondear el fondo del Gran Agujero Azul, el segundo mayor sumidero del mundo, situado en el mar Caribe, en las costas de Belice.
Esta gran cueva, considerada Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, es una pequeña isla coralina oceánica —o atolón— de unos 300 metros de diámetro y 124 metros de profundidad que apasiona a los turistas y buceadores por su belleza. Además, el interés por descubrir las características exactas de esta misteriosa caverna submarina siempre ha atraído la atención de los investigadores.
La expedición la integraron Richard Branson— fundador de Virgin Group y director de la iniciativa de liderazgo Ocean Unite—, el oceanógrafo francés Fabien Cousteau, nieto del explorador oceánico Jacques-Yves Cousteau, y un equipo de cineastas y la oceanógrafa y capitana de submarino de Aquatica Foundation, Erika Bergman. Este colectivo logró mapear el fondo de la famosa cueva submarina utilizando ondas de sonido. Posteriormente, con la ayuda de estos escáneres de sonar, los investigadores crearon el primer mapa de sonar 3D completo del sumidero.
Además, hicieron algunos descubrimientos fascinantes, como el de unas estalactitas que se formaron en una época en que el nivel del mar era 150 metros inferior al actual y el Gran Agujero Azul todavía no estaba bajo las aguas, indica Bergman en su blog.
En el fondo de la cueva el equipo encontró también todo un "cementerio de caracoles", moluscos que murieron en el agujero tras caer en él y quedarse sin oxígeno.
Sin embargo, otro descubrimiento más preocupante fue el de la presencia de una cierta cantidad de botellas de plástico. "Los verdaderos monstruos que enfrenta el océano son el cambio climático y el plástico", ha lamentado Branson en su página de Facebook. Los hallazgos de 'Blue Hole Belize 2018' se detallarán en un documental que INE Entertainment estrenará esta primavera.
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