El 4 de marzo de 2018, el exagente doble ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia fueron envenenados en la ciudad británica de Salisbury con una sustancia que Londres identificó como el agente nervioso Novichok, un suceso del que ambos salieron con vida.
Un año después del envenenamiento —del que Londres se apresuró a culpar a Moscú sin presentar pruebas— lo que realmente pasó aquel día sigue siendo un misterio. Mientras tanto, las autoridades rusas están llevando a cabo su propia investigación del caso, según lo anunció este domingo la portavoz de la Cancillería, María Zajárova.
El envenenamiento y las acusaciones
Unos días después de que los Skripal fueran ingresados en un hospital de Salisbury, la primera ministra británica, Theresa May, aseguró que habían sido intoxicados con un agente nervioso llamado Novichok, y que era "muy probable" que el Gobierno ruso estuviera detrás del ataque. Sus declaraciones fueron seguidas por una guerra de palabras, sanciones y expulsiones diplomáticas.
El Gobierno del Reino Unido, sus aliados de la OTAN y medios de comunicación afines responsabilizaron a la Inteligencia rusa de lo ocurrido e insistieron en que el Novichok solo había sido fabricado por Moscú.
Sin embargo, aunque el laboratorio británico de Porton Down identificó la sustancia utilizada como Novichok y como un agente nervioso de grado militar, sus científicos no pudieron determinar en qué país fue producido. Por su parte, el presidente checo, Milos Zeman, refutó asimismo la afirmación del Reino Unido de que el Novichok había sido fabricado únicamente por Rusia, declarando en el mes de mayo que su país también había producido un pequeño lote y lo había destruido.
Para septiembre, la narrativa oficial británica consistía en que dos oficiales del Departamento Central de Inteligencia rusa (GRU) habían volado al Reino Unido desde Moscú, dejaron supuestamente rastros del veneno en la habitación de hotel donde se alojaron y fueron capturados por cámaras de videovigilancia en las calles de Salisbury el 4 de marzo antes de envenenar a los Skripal untando el agente nervioso en el pomo de su casa.
Postura de Rusia
Moscú ha denunciado en reiteradas ocasiones el carácter infundado de las acusaciones de Londres y la ausencia de pruebas. El presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró en diciembre que el envenenamiento de los Skripal, un caso que calificó de "enfoque rusófobo politizado", fue "inventado" con el fin de "contener el desarrollo de Rusia como posible competidor".
Por su parte, la Cancillería de Rusia y su embajada en Londres sostuvieron que las acusaciones del Gobierno de May representan un esfuerzo por distraer la atención de la sociedad británica de sus problemas internos, entre ellos, el tema del Brexit. Rusia también se mostró repetidamente dispuesta a ayudar en la investigación, pero el Reino Unido rechazó su oferta.
Entretanto, los rusos Alexánder Petrov y Ruslán Boshírov, acusados por las autoridades británicas de perpetrar el ataque, afirmaron en una entrevista exclusiva a RT que visitaron el Reino Unido en marzo como turistas y negaron su implicación en el caso.
Misterios sin resolver
Pasado un año desde el envenenamiento de los Skripal, el controvertido caso sigue rodeado de misterios. Así, nadie ha ofrecido una explicación coherente sobre cómo es posible que un agente nervioso mortal de acción rápida no acabara con la vida de los Skripal.
En enero de 2019, trascendió que el exagente doble y su hija recibieron los primeros auxilios de la jefa de enfermería del Ejército británico, quien –supuestamente, por una casualidad– se encontraba en ese momento cerca del lugar de los hechos.
Mientras tanto, el propio Serguéi Skripal no ha vuelto a aparecer en público, y su hija lleva meses sin hacerlo. Los diplomáticos de Rusia nunca tuvieron acceso a estos ciudadanos rusos que, según las autoridades británicas, sobrevivieron al ataque y finalmente fueron dados de alta del hospital.
"Si tuvieran pruebas, ya las habrían presentado"
Sea como fuere, Moscú sigue llevando a cabo su propia investigación, y si Londres, Washington o Bruselas piensan que Rusia "está dejando pasar este problema, están muy equivocados", advirtió en una entrevista a Komsomólskaya Pravda María Zajárova, donnde sostuvo que si Reino Unido tuviera al menos algún testimonio convincente contra Rusia, ya lo habría presentado públicamente.
Según la vocera de la Diplomacia rusa, las acusaciones contra Moscú "eran demasiado fuertes y las consecuencias, demasiado dramáticas" para simplemente "pasar página", por lo que cree que "esta historia será llevada hasta su conclusión lógica".